En una noche oscuramente hermosa e impresionante por su siniestra belleza, dos impredesibles figuras se reunian bajo su velo uno que presagiaba muerte; una de ellas arropada por las estrellas y la otra fundida en la oscuridad entre los arboles con una mirada arrogante y aburrida, la otra por su parte de advertencia y deversion, dos seres de diferentes personalidades y aun asi compatibles en todas sus extenciones. Un mismos ser...
- Es hora.- dijo Argadez, dando un paso asia la imperiosa noche, alejandose de los arboles.
-Tanto apuro por esos simples.- respondio Addiz con un tono de diversion, uniendosele con calma. Argadez le tendio la mano y le sonrio travieso, sabiendo que ella no era muy paciente.
-Tardaremos un poco ¿verdad?- dijo alzando las cejas.
-Lose, lose- dijo en un suspiro, aceptando su mano y le sonrio- ¿Pero que seria sin la diversion?
-Hemos esperado mucho tiempo - le dijo sonriendo- Ya es hora de divertirnos ¿no crees?
Asi tomados de las manos se dirigieron a su mision, siendo la noche, rodeados por su oscuro canto a dar muerte para su diversion. Pasando el cielo y la tierra como el viento silencioso, asi como la brisa acelerada; anunciando tormeta y caos; pasaron montañas, valles y oceanos, hasta detenerse en las ruinas del cementerio.
-Que oportuno.- Rio Addiz
-Lastima que no quedara nada que enterrar...