Tobirama recorría con los pies descalzos el bosque de la muerte, ¿por qué el nombre? simple todo hombre que lo cruzaba no volvía jamás, bueno no con vida, después de todo era tan oscuro que lo único que veía era una neblina clara que llegaba a la altura de los tobillos, y se decía que había toda clase de criaturas del inframundo que lo habitaba. ¿ y como es que él no tenia ni una pizca de miedo?, bueno estamos hablando del mismísimo ser que gobernaba aquello, un demonio de raza pura.
El albino no tenia planeado salir, pero fue avisado por uno de sus sirvientes que la aldea vecina fue avasallada, y él necesitaba esas almas. Con su capa de seda azul obscuro y una bufanda peluda de color blanco que se acomodaba alrededor de su cuello, junto con su kimono blanco con flores azules y su obi de color negro donde llevaba su espada del dios del trueno; caminaba sin importar ensuciarse sobre cadáveres y aun sangre fresca.
Mujeres, ancianos, niños, hombres todos esparcidos por distintos lugares, el humo junto con las cenizas y el fuego aun prolongando era lo que se podía ver. Todavía le seguía sorprendiendo los humanos, que tan destructivos y crueles con su misma especie podría llegar ser, aunque él no era nadie para decir eso, después de todos tobirama también había masacrado aldeas enteras sin distinción, obvio que eso fue causado por la pérdida de control sobre su ira y se le agregaba el echo de que él era un demonio.
Cuando pensó que había terminado de juntar todas las almas del lugar. un gemido lastimero llamo su atención; era un niño no más de ocho años, tirado sobre un charco de sangre sin su brazo derecho y ese liquido rojo escurriendo de su cabeza bajando por su lado izquierdo de la cara. Bufando miro al cielo, camino cinco pasos para desgarrar un trozo de kimono de una mujer, con el trozo de tela en mano se agacho un poco y con una de sus garras despacio toco su frente.
Vendo el brazo derecho para que no sangrara más y también la parte izquierda del rostro dándose cuenta que tenia una gran y profunda cortada que iba de su frente hasta su mejilla. Él vio como el niño abría su único ojo sano y se levantaba despacio. sin importar mas tobirama se dio media vuelta y echo a andar pero se detuvo cuando sintió que el humano lo seguía, y habían dado un buen tramo.
-¡deja de seguirme!, hice mi buena obra del día reviviendote, así que vete-dijo fastidiado y con una voz grave para intimidarlo para que se largara, seguí mi camino hasta la entrada del frondoso bosque, mire sobre mi hombro y ese fastidioso humano seguía ahí de pie. Lleno de ira se dio la vuelta completa y mostrándole los colmillos y sus ojos rojos sediento de sangre le ladro- ¡estúpido niño humano te dije que te largaras! ¡¿acaso eres sordo?!-
El pequeño solo se encogió, pero sin intimidarse decidió quedarse ahí estoico y con la valentía de todavía querer seguirlo, tobirama suspirando se metió al bosque, si el niño lo seguía aun y le ocurría algo, él no se haría responsable, después de todo era imposible para un humano tratar de seguir el paso por ese espeso bosque; se perdería en segundos.
Iba por casi la mitad de su caminata y todavía seguía escuchando esos ruidosos pasos del mocoso ese, con una idea en su cabeza, el albino usando su velocidad se oculto sobre la maleza viendo como el pequeño humano confundido y asustado miraba para todos lados buscándolo. mirando mas haya del niño; había criaturas asechándolo listo para atacarlo, y no debía importarle, pero ver como el pequeño seria devorado, le hacia pensar que rescatarlo había sido un desperdicio.
En ese mismo instante tobirama se dio cuanta de dos cosas, uno, era que no importaba cuanto le gritara al humano que se fuera este no tenia ningún lugar a donde ir, y dos era que él no quería que el pequeño muriera. haría lo que nunca pensó hacer ni en un millón de años. Con pasos firmes se dirigió junto al niño, y con una mirada atemorizan te hizo huir a las bestias.
-te dije que te largaras mocoso-entrecerró los ojos a ver la cara de alivio del mas bajo-como sea, si quieres ir donde voy yo, agarra fuerte mi capa y no te sueltes hay demasiadas criaturas que no durarían ni un segundo en comerte -el pequeño obediente hizo tal cual el mayor le ordeno, él no quería que una bestia lo devorara tenia demasiado con esas heridas de muerte. El menor estaba profundamente agradecido, él sabia que alguien gobernaba ese tenebroso sitio, pero jamas se imagino que lo vería en persona y vaya que estaba sorprendido, nunca había visto una persona tan bonita como lo era el albino, y menos se imagino que lo salvaría de la muerte.
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Al comienzo ||tobiizu||
FanfictionEra su culpa, él no lo cuido como su amo lo ordeno.