capítulo 1

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Eℓsα

Octubre 20, el viento sopla en calma.

El otoño está en sus inicios, todo se tiñe de un tono marrón.

La noche calló con su manto sobre toda la ciudad.

No se cuanto tiempo llevo aquí, no me interesa tampoco, solo escucho a la distancia el sonido de un reloj.

¡tic! ¡tac! ¡tic! ¡tac!

Mis ojos están pesados, pero logró distinguir las hojas secas de los árboles por la ventana.

De nuevo, viene a mi otra contracción, el pánico regresa.

Sujeto con suavidad y firmeza mi vientre, se que algo no anda bien.

No siento sus movimientos, el dolor sigue y siento cómo mi entre pierna se humedece.

Con la poca fuerza que la contracción dejo en mí, alzó mi cabeza.

Una tonalidad rojiza se extiende por las mantas blancas.

-Eliote...

Las lágrimas comienzan a salir, el dolor me hace gritar.

Estoy desesperada.

-¡no! ¡no!...¡NO!

Una enfermera entra a la habitación, seguido de ella un médico un tanto mayor.

Hablan entre ellos, el dolor se intensifica y las contribuciones vienen más seguidas.

Con agilidad, me trasladan a una camilla.

Una serie de inyecciones dolorosas viene después.

Mi vientre, con el deseo mas especial de mi vida entera...se parece desvanecer.

-No me dejes Eliote...no lo hagas bebé...

Susurro para mí, con la intención de que el pequeño ser en mi interior de tan solo 5 meses atienda a mi suplica.

Una mascarilla, sábanas limpias, lámparas pasar rápidamente, puertas y ventanas a los lados...los gritos que salen de mi boca.

Entramos a otra habitación...luego todo es obscuridad.

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Jack estaba en la sala de espera del hospital.

Se sentía desesperado, con temor, una impaciencia e incertidumbre recorrían su cuerpo.

Caminaba de un lado al otro, estaba preocupado.

Habían ingresado a su esposa hace media hora y no tenía noticias aún.

Estaba en el trabajo cuando recibió una llamada por parte del hospital.

Elsa trabajaba como pediatra en ese lugar desde que se casaron.

Hace apenas 4 mese se enteraron del embarazo.

Teniendo ya 3 años de matrimonio, era la noticia esperada.

Pero algo estaba mal, Elsa había tenido una contracción larga.

Esto alarmó a sus compañeros de trabajo, siendo esto la causa de que la ingresaran de emergencia.

Jack estaba desesperado, no sabía como estaba las dos personas dueñas de su vida.

Quería entrar a esa sala, saber que estaría con ella, que podría sentirse en calma con solo ver su lindo rostro sonreír, sabiendo que Eliote estaba a salvo también.

Deseaba que ella supiera que él estaba ahí.

Su bebé, el hijo que tanto añoraban parecía marcharse.

La vio pasar en la camilla, las sábanas destilaban sangre, gritaba mientras parecía estar a punto de caer inconsciente.

Sólo la vio por unos instantes, eso bastó para llenarlo de miedo.

Finalmente, se detuvo y tomó asiento.

Tomo su cabeza entre sus manos, mientras la estrujaba con un poco de fuerza.

Sabía que era grave, que tanto Elsa cómo el pequeño Eliote corrían peligro.

No podría ver el lindo rostro de su esposa sonreír porque el bebé estaba bien, aunque deseara lo contrario.

La duda asalto su aturdido cerebro.

Quizá todo podría estar bien, quizá no.

No apartaba la vista del suelo.

La corbata no lo dejaba respirar, los zapatos le apretaban.

Tenía en el bolsillo de la camisa sus llaves y celular, era todo lo que había logrado tomar de su oficina.

No llevaba su portafolio café, el que su platinada le había obsequiado.

No tenía consigo su saco, el saco que ambos compraron en su primer aniversario.

El auto gris plata estaba en el estacionamiento.

A lo lejos se escuchan pasos, pasos veloces que resuenan por todo el lugar.

Jack no suelta su cabeza mientras se repite a si mismo que todo estará bien.

A la sala entran 3 personas.

Hiccup y Mérida se detienen justo en la entrada al verlo.

Anna corre a su lado.

Las horas pasan.

Elsa lleva ya ingresada 2 horas, pero nadie a salido para informarles de su estado.

Merida abraza a Anna del otro lado de la sala.

Hiccup está junto a su amigo.

El silencio sepulcral inunda el lugar.

Lo único que se escucha a lo lejos con un sonido casi en susurro, es un reloj.

¡tic! ¡tac! ¡tic! ¡tac!

Una puerta se abre, todos se levantan angustiados y dudosos.

Astrid sale de esta, llevando puesto el uniforme de cirugía.

-Algo anda mal...

Pensó el aturdido padre.

Ella tenía los ojos cristalinos, su traje de color verde tenía varias manchas de sangre, su respiración era pesada.

La rubia levantó el rostro, observo a sus amigos pero fijo su vista en Jack.

Intento hablar, pero las palabras no salían.

Jack la observo con ilusión y temor, esa expresión paso a ser de dolor al no escucharla decir nada.

Astrid solo negó con la cabeza, las lágrimas comenzaron a fluir.

Jack cae sobre la silla en la que estaba anteriormente.

El platinado se puso de pie abruptamente, comenzó a gritar mientras maldecía a la vida.

Todos observaban como descargaba su dolor por medio de la ira.

-Jack...-llamó Astrid-Elsa está siendo estabilizada.

Los ojos cristalinos del joven esposo tenía ahora un leve brillo de ilusión.

Su amada esposa estaba viva.

 Eʟ ᴀʙᴏʀᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora