DEMIÁN

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Tenía una horrible resaca, producto de no haber dormido bien los últimos tres días, había demasiado trabajo en la oficina, tenía demasiadas obligaciones ahora que había sido nombrado director general.

Eran las 7:00 am y aún no tenía ninguna intención de levantarme.

Comencé a pensar en mi existencia sublime y llegué a una conclusión:

Mi vida es perfecta, la vida que cualquiera quisiera tener, soy exitoso, inteligente, me estoy forrando y soy muy guapo. Sin embargo, siempre me siento sólo, mi madre murió cuando yo era muy joven, a mi padre nunca lo conocí, muchos amigos no tenía, la mayoría eran conocidos, ni más ni menos, solo había una persona que consideraba mi hermano pero tenía tiempo que no le veía.  Mi vida era horriblemente aburrida y triste, era una persona muy solitaria.

Una vez me enamoré, de una chica común, con ojos grandes verde esmeralda, cabello rojo espeso y piel bronceada, era hermosa. Pero no solo físicamente, lo era aún más por su maldita forma de ser: leal, honesta, generosa, pero tenía un gran defecto, pensar antes en los demás que en ella misma, ella me dejó... Según ella era lo mejor para mi, ¿La razón? Lizzi, una joven de 30 años rubia, voluptuosa y superficial.

Siempre la busque pero desapareció sin dejar rastro alguno, aún mantengo contacto con un detective aunque siendo honesto, me estoy rindiendo.

Todo paso por que Lizzi le hablo de sus sentimientos por mi y ella pensó en el dolor de Lizzi antes que en el nuestro. Me dejó una carta, una estúpida carta con tres líneas:

"Le mande una carta de parte tuya a Lizzie diciendo que querías que ella fuera tu novia, por favor hazle feliz, Te amo".

¿Me amaba y me tiraba a brazos de otra?
Dos días después termine con Lizzi, no la vi en esos días no pude ni verla a la cara, era culpa suya y mía también pero yo no la quería y no planeaba jugar a ser su novio.

Esta sumido en mis pensamientos, cuando de pronto escuché mi celular sonar, lo atendí, era mi exnovia Lizzi quién también era gerente de la empresa, venía a traerme los últimos libros de contabilidad para que los firmará, porque no había asistido ayer al trabajo.

Hace frío, ahora entendía porque no había asistido Demián al trabajo hoy.
Cuando llegué frente a la puerta del pequeño departamento, de inmediato Demian abrió la puerta.
—Pasa.
—Gracias...
—¿Y bien?— Preguntó ansioso.
—Aquí están los libros. ¿Estas mejor? El otro día te veías bastante mal...
—Estoy perfecto, no hay de que preocuparse.
—Quizás necesitas dejar este pequeño y alejado departamento...
—Para mi es cómodo estar aquí.
—Ok.
Mientras Demián firmaba cada libro me encontraba perdida observandolo, él y yo habíamos terminado porque el decía que yo era muy superficial, pero tan solo véanlo, él es alto, de cuerpo bien proporcionado, tiene un extravagante cabello largo y negro, un par de enormes ojos azules perfectos y con la blanca piel que poseía. Por Dios cualquiera diría que es un ángel. Además ahora es el director general de la empresa de tecnología "Santine". Pero también le encanta la caridad y como es abogado se pasa el tiempo libre sacando "inocentes" de prisión, menuda distracción, nunca tenía tiempo para mi...
—Aquí tienes, iré a la oficina más tarde, ya estoy mejor— Dijo sereno.
—Sí, no te preocupes. Nos vemos.

Lizzi salió del departamento y cinco minutos más tarde tocaron nuevamente la puerta del apartamento de Demian, él creía que algo se le había olvidado y se dirigió a abrir la puerta pero cuando vio lo que estaba al otro lado, se quedo perplejo, era...

Dejé de buscarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora