Cansancio y penuria invaden mi cuerpo. El sonido de la soledad me acompañan a donde vaya y los pasos del delirio me persiguen mientras lentamente huyo de aquellos que me engendraron. Miedo recorre por mis venas, dolor y agotamiento y también, valentía; se mezclan en mi sangre que pronto será derramada en un pozo que muchos desearán nunca haber causado pero en cuanto lo pisen, se darán cuenta que han llegado tarde o nunca se fueron pero presentes, no estuvieron.
-v.