La cárcel de Helena

18 0 0
                                    


Con los días de haber empezado a sobrevivir en este descarado mundo no tuve otra opción que capturar y matar a los sujetos cuyo mandato se hallaba colgado en los arboles, unos como siempre mas peligroso que otros. Las arriesgadas hazañas que me sometí al matar personas me daban para pagar la casa y la comida, hubieron veces en que se rompía mi ropa en combate aunque ganaba otra, pero no podía estar sujeto a matar sujetos "fáciles" de matar si aun pasaba hambre. Resulta que me sometí a matar una maga, una maga poderosa y loca que pagaban lo necesario para mejorar mi vida, armadura y partir rumbo con algún viaje a tierras desconocidas.

La caza-recompensa colgada en un árbol grande y milenario citaba: "Se cobran 14.000 iris por la muerte de la poderosa y loca maga Helena. Vista por ultima vez en las montañas del noreste respecto a la ciudad mas cercana, cerca de una antigua casa. Para recibir la recompensa hable en el departamento de "soldados centrales". Así que memorice variadas veces la ubicación y me dirige para allá.

La batalla fue rápida, al parecer supo de mi antes que yo a ella y sin percatarme que ya había sido golpeado y me transportaron a una habitación, en que me encontraba encadenado.

La habitación no asemejaba en nada a una celda, me encontraba en el suelo con los pies encadenados a la muralla, mi torso lo cubría totalmente una coraza pesada y con una cerradura en el centro y mis manos terminaban en unos guantes que en toda mi vida no los había visto. Me hallaba a unos 10 largos pasos de la puerta que siguiendo por la muralla y doblando por una esquina se encontraba una estantería llenos de libros con cerrojo en las mismas paginas, claramente me llamaron la atención pero se disminuyo al darme cuenta que probablemente hubieran hechizos en esos libros. Al centro de la habitación se encontraba una gran mesa que en por encima se hallaba una vela encendida que en ese momento, encarcelado al piso, lo logre notar gracias a la tenue luz que erradica una vela.

Al final de la no tan grande habitación y junto a la puerta se hallaba una estatua seria y que miraba fijamente un punto en la pared, era tan grande para no caber en la puerta así que me resulto curioso en como podrían haber entrado esa estatua. La estatua colgaba de las manos las llaves que me liberaban, se notaban a simple vista, y la estatua vestía una apretada ropa de el mismo material que estaba hecha la estatua ademas de una gigante espada que guardaba en algún conjunto de bolso de piedra colgada en la espada.

Con intentos fallidos trate de moverme pero no dio resultado, así que con noción de una pregunta estúpida pregunté: "¿Me pasa la llave?". La gigante estatua cambio la vista de ese punto fijo de la pared en fijarse en mi, se me heló la sangre ya que no espere algún movimiento ni respuesta que el mismo silencio .

-¡AHAHAHaha...ahahhaaa...a...!- Se oyó el repentino grito de una mujer proviniendo desde alguna habitación lejana pero repentinamente se callo. Claramente me alarme y mire la estatua para ver alguna respuesta el cual si hubo, la estatua gigante se movió hacia la mesa y dejo las llaves, acto siguiente se volteo y por cosa de magia atravesó la pared de la habitación. Inmediatamente me trate de agitar para soltar las cadenas o algo, pero solo solté un agotador suspiro, mire para el suelo aceptando la derrota pero me di cuenta de mis guantes, sin cadenas ni nada, aunque estaban hechos para no poder agarrar nada, si se podían sacar los guantes con la misma mano, así que lo intente. Mi mano se movía y se movía logrando así sacar el guante, dedo por dedo y con ayuda del sudor y en cuestión de segundos, al sacar la mitad de la mano se atraviesan dolorosas espinas en la carne de mi mano que incluso atravesaron el guante, ya aguantando el grito de dolor acerque el guante a mi boca y saque las 5 espinas en diferentes partes de las manos, ya al sacar las espinas del guante, broto sangre de los agujeros hasta llegar mas allá de los codos. Ya al repetir el movimiento de la mano ensangrentada logre sacar el guante y acto seguido sin pensar en lo que ocurriera tome con mi mano teñida de rojo el otro guante y lo saque sin vacilar. Lamentablemente se clavo una dolorosa espina en un dedo al salir y gemí del nuevo dolor, a través de la misma técnica libere mis manos encerradas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 09, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Steve RossenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora