Sintió el calor en toda su cara mientras levantaba un poco la mirada.
Yoongi juraría que se le cortó la respiración en cuanto sus ojos conectaron con los de su roommate.
—Que si ha visto mi ropa interior, Hyung —volvió a repetir. —Ya sabe, la de color negro... —continuó cuando el mayor se quedó mudo mirándolo cómo si estuviera perdido. —,Por alguna extraña razón siempre desaparece. —el castaño hizo un puchero de manera inconciente, provocando que el corazón de Yoongi diera un vuelco.
—Ah, eso… —tragó en seco.
No sabía cómo había llegado a ese punto. Simplemente, una noche quería salir con un par de amigos, pero no había caído en cuenta de que no visitaba la lavandería desde hace semanas, sino hasta el momento en el que decidió alistarse. Podía ponerse ropa que previamente había utilizado, pero la ropa interior era su límite. No podía reutilizarla estando sucia, era asqueroso. Por lo que pensó que tal vez a su joven roommate no le importaría que tomará algo suyo prestado. Pensaba devolverla una vez lavada, pero no lo hizo. Porque algo dentro de él se negaba a regresar la prenda ajena, y cuando vió al menor hecho fuego por toda la habitación buscándola, ese "algo" creció aún más.
Por lo que eso se volvió normal para él. Hurtar la ropa interior de tu compañero de cuarto, algo de todos los días.
De un momento a otro volvió a tomar su papel de tipo duro. Frunció el ceño y negó con la cabeza. —¿Por qué tendría yo algo tuyo? —preguntó cómo si se sintiera ofendido.
La verdad era que se sentía avergonzado, pero de eso Jungkook no tenía porque enterarse. Como tampoco tenía porque saber qué lo que esta buscando, probablemente, Yoongi lo llevaba puesto.
—No lo acusé de tenerla, sólo le pregunté si la ha visto. —el castaño rodó los ojos, para luego abandonar la habitación de su Hyung y seguir con su búsqueda.
Yoongi quiso gritar como una niña por la faceta para nada "tranquila" de Jeon. Pero supo disimularlo bien con una mueca de disgusto.
—¡No me hagas esos gestos a mí, Jeon Jungkook! —soltó, retomando su papel y fingiendo un poco de enfado en su voz, aún sabiendo que el menor ya se había marchado y que quizás no podía escucharlo.
Volvió a esconder su cabeza entre el libro que estaba leyendo previamente sin borrar la estúpida sonrisa de su rostro.
Sonrisa que creció junto con un pequeño sonrojo al comprobar que, efectivamente, llevaba puesta la ropa de Jungkook en ese momento.
¿Qué clase de extraño fetiche era ese?
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