Rosas

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El jardinero ha muerto, las flores han muerto, las raíces han muerto, ¿cómo pudo haber pasado esto? Sí aquellas flores eran las más bellas de la ciudad, sí aquellas flores eran brillantes, eran altas, eran fuertes, eran la representación de belleza ¡¿quién pudo haber cometido tal crimen?!, nadie lo sabe, desde aquel día en que el jardinero murió.

El jardinero se fue, no volverá, ya nadie sabe donde está, pero sí algo queda claro, es que las flores ya no floreceran, tras su muerte hubieron muchas dudas, muchas lágrimas y mucho duelo, todos extrañan sus manos rojizas, sus ojos tan penetrantes, ojos con los que te podías reflejar, esos ojos epicanticos con los que te sentías a gusto, con los que se te olvidaba todo, esos ojos a los que no querías dejar de mirar, esa voz, la voz con la que himnotizaba a aquellas flores, una voz tan persuasiva, tan dósil y segura, como una melodía, aquella melodía de Bethoveen, o mejor, ese día, tras morir el jardinero, murieron las flores, y al morir las flores, murieron las esperanzas, pocos recuerdan a aquellas flores rojas y fuertes, pero yo, yo todavía recuerdo todo lo que me transmitían, aquellos petalos quedaron dentro de mi, aquellas flores se llevaron una parte de mi.

Alejandro

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