Si uno hubiera espiado esa noche desde las ventanas del jardín, habría visto a una mujer acomodada en un reposet con su tablet en las manos; y si uno hubiera sido más perspicaz habría notado además que leía de manera entretenida las jocosas historias que sus congéneres le ofrecían. Muchas de esas narrativas eran carentes de emociones y abundantes de clichés, pero a ella le parecía una actividad entretenida. Su mirada se perdió lejos de la pantalla, divagó por unos instantes queriendo ser la protagonista de un thriller de suspenso, tal vez un cuento oscuro de licantropía o vampirismo, pero de inmediato se sintió incomoda al darse cuenta que también estaba pensando de manera común. Pausó sus meditaciones y se dirigió al librero esperando encontrar una obra que le quitara el mal sabor de boca, fue entre los peldaños menores del mueble que halló un libro artesanal, por no decir mal empastado, sin duda una edición casera, grande fue su sorpresa al ver que el autor era su padre, mayor fue su sobresalto al leer el titulo de la obra: Las travesuras con el Diablo. Un escalofrió y morbo dominaron su cuerpo y pensamiento, sentía la premura de leer y la tacita necesidad de no hacerlo, quiso gobernar sus nervios y empezar los primero renglones, pero en ese instante su madre llegó del trabajo, un sentido de alarma la hizo reaccionar, hábilmente escondió el libro entre su ropa, saludo y subió a su recamara.
Estando en su cuarto, abrió el libro, una vez más se enfrento a la hoja con el perturbador titulo y el nombre de su padre, se exigió estar controlada, tenía que saber de qué iba aquel escrito, dio vuelta a la hoja y lo que leyó a continuación la dejó pasmada, no pudo mover ningún musculo por varios segundos. Cuando al fin pudo reaccionar se dio cuenta que sus manos temblaban y su corazón latía desordenadamente, frente a ella estaba una dedicatoria tétrica, oscura y sin mucho sentido:
Para mi amado Satán, quien me dio la luz, el placer y la dicha
Para mi amada Teresa quien cazó incansablemente una blanca paloma
Y muy especialmente para mi pequeña Mikaela, quien es, fue y será más grande que el tetragramatón
Mikaela, releyó varias veces las tres líneas de la dedicatoria y pensó en un principio que su padre lo escribió a modo de broma, sin embargo él murió cuando ella tenía seis años, era imposible que usara el nombre de ella y de su madre para tales fines, la única forma de descifrar tan macabro mensaje era analizar en su totalidad el contenido, sólo una pregunta rondaba por su cabeza: ¿tendría el valor de hacerlo?
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La bestia que habita en casa
Horror¿Conoces a tus padres?, ¿tu vida es así por tus acciones o alguien ya dicto lo que deberías de hacer? Entra en el perturbador mundo de Mikaela y acompáñala a descubrir los secretos oscuros de su familia. México 2019, Mikaela es una mujer que vive co...