Parte Única

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El Demonio Prodigio.

Ese había sido su apodo durante su tiempo en la mafia.
Y aunque ahora tenía una vida fuera de ella, un trabajo y un historial limpio, un demonio nunca dejaba de ser un demonio.

Llevaba años intentando llenar el vacío dentro de sí, tantos que había olvidado que era lo que buscaba.

Al menos, hasta ese día, cuando por algún motivo le tocó a él acompañar a Ranpo.
No fue casualidad, el detective fue quien le pidió.

No le molestaba, de hecho, era tranquilizante para sí estar junto a Ranpo.

No tenía que fingir ser un bufón, tampoco era cuestionado, Ranpo no le impediría saltar a algún río y sobre todo, no debía fingir ser idiota, Ranpo le preguntaba seriamente cuando deseaba su opinión.

Indigno de ser humano.
Por alguna razón, junto a Ranpo podía olvidar lo que era.

.

La misión transcurrió sin imprevistos, de hecho, Ranpo hizo todo el trabajo. Él solo le acompañó como todos lo hacían.

ー ¿Podemos irnos por el parque?

Dazai asiente, no tiene prisa en regresar y ese es el camino más largo.
Mete sus manos en sus bolsillos y avanzan en silencio.

ー¿Qué se siente... Besar?
La pregunta es murmurada tan bajo que Dazai cree ha escuchado mal. Se detiene, al igual que Ranpo y le mira.

ー No escuché bien ¿Qué preguntabas, Ranpo-san?

ー Pregunté ¿Que se siente besar?
Las mejillas están sonrojadas, los ojos verdes están abiertos, pero miran hacia otro lado, evitando la mirada de Dazai. Inconcientemente Ranpo muerde su labio, con nerviosismo mientras cruza los brazos.
Dazai lame sus propios labios.

ー¿Nunca ha dado un beso?

ーSi lo hubiese dado no te estaría preguntando.  ーDazai ríe, se siente tonto por preguntar.

ーNo podría explicarlo.

Se gira y continúa caminando. Ranpo avanza también, pero se queda un par de pasos detrás, Dazai no le permite de ponga a su par.  Algo en él ha despertado con la declaración de Ranpo.

.
.
.

Hace calor.
Hace demasiado calor y el ventilador esta averiado.
Lo peor es que los únicos que están en la oficina es Ranpo y él, incluso el presidente ha salido. Por eso nadie se ha molestado en arreglarlo. Y para ser sinceros ninguno de ellos dos lo hará.

Dazai está recostado en el sofá, con los ojos entrecerrados. El ojiverde esta en su escritorio, leyendo el periódico.

En algún momento sale de la oficina, tras unos minutos regresa con unas paletas congeladas. Deja escapar un gemido suave mientras quita su capa, gorro y chaleco.

Dazai le mira, embelesado. Es mayor que él, pero si no lo sabes puedes confundirlo con un niño de diecinueve.

ー¿No tienes calor?  ー pregunta regresandole la mirada. Encoje los hombros y Edogawa camina hacia él. ー Toma.

Le entrega una de las paletas y regresa a su asiento. Consternado, Dazai no despega su mirada del contrario que, ajeno a ello empieza a lamer su paleta.

Verle con solo una camisa que deja ver su cuerpo, ligeramente sudado y lamiendo hace que de nuevo algo despierte en él.
Se levanta y camina hacia Ranpo, quien al sentirle junto a él levanta la mirada.
Antes de que pueda preguntar algo Dazai le toma del mentón y coloca sus labios sobre los de Edogawa que están fríos.

Demonio ProdigioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora