Parte 1: Destrozados

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A veces soñaba con cenizas, otras veces con fuego. Lo único que era constante era los cuerpos que se desvanecían con un simple chasquido de dedos. El, abrió sus ojos en busca de luz, la lúgubre habitación de un lúgubre hotel permanecía a oscuras desde el momento que decidió irse a dormir. Al ver el reloj que posaba en una desgastaba mesa, lo entendió era recién las 2 de la mañana, tan solo había dormido 3 horas. Maldecía por lo bajo, no era su deseo despertar a nadie, pero no había nadie, solo él. Se había acostumbrado a la compañía que le entregaba su vida de fugitivo, su vida con ellos. Su cuerpo se tenso al recuerdo, otra vez los cuerpos que se desvanecían, otra vez las pesadillas de siempre. Miro el reloj, cerró sus ojos pero el sueño no quería venir. Recordó las pastillas que le habían recomendado en el grupo de ayuda, esas que solía tomar. Decidió agarrarlas de la mesa. Realmente quería dormir, quería no soñar, quería que sus músculos se relajaran aunque sea por esta noche. Agarro el envase de pastillas, saco 2 y las tomo en seco. Se acomodo otra vez en la cama, pero nada pasaba, tomo otras 2 pero esta vez le pedio ayuda a un vodka que le hacía compañía al costado de la cama. De pronto y sin darse cuenta recordó que ella tomaba vodka, era más que seguro que esta era una botella de su propiedad, tanto como las otras que desfilaban vacías en toda la casa, el tomaba whisky, no vodka. Todo su cuerpo se tenso al recuerdo una vez más. Cerró hastiado sus ojos, y como si fuera parte de un mal chiste nada paso. Agarro todo el pomo de pastillas y las trago.

Una pequeña luz atravesaba sus parpados con timidez, una sensación de molestia que ya rasgaba los límites del dolor se hizo presente en el. Miro el reloj que,marcaba borrosamente las 13 hr.

-¿Nadie te dijo que está mal mezclar pastillas y alcohol?

No pudo evitar sonreír al escuchar su voz, esta lucia tan fresca tan irónica como siempre. Tan dulce, que no quería ver de dónde provenía por temor que fuera una ilusión, una mentira de su pesada y aturdida mente. Pero al disipar sus miedos, una calma sobrenatural inundo su cuerpo, ella estaba ahí. Lucia tan hermosa como siempre, su pelo era más largo, el rubio empezaba a ceder protagonismo al pelirrojo natural que asomaba. Su rostro mostraba indicios de un progresivo cansancio producto de quizás de más de una noche de insomnio, era visible su intento de cubrir las ojeras y tal vez alguna otra arruga con maquillaje, aunque nada era capaz de opacar tanta belleza. Pero lo que más llamo su atención fueron sus ojos, seguían siendo tan hermosos como siempre, pero la tristeza no se podía tapar, el dolor, la decepción, la culpa, la angustia el miedo, la sensación de un continuo deterioro de un alma ya destrozada todo estaba ahí, en sus ojos verdes.

-Si no fueras un súper hombre estarías muerto por sobredosis ¿Qué ejemplo le das a los niños Steve?- ella le sonrió con coquetería mientras que con brutalidad le lanzaba una botella de agua – si te queres suicidar hay mejores métodos teniendo en cuenta tu anatomía.

Steve recogió la botella que cayó sobre su torso, su cuerpo pesaba toneladas, el tan solo levantar la cabeza y extender el brazo fue un completo sufrimiento. La voz hermosa de su locutora aturdía a cada célula de su cuerpo, todo su ser se sentía agobiado.

-Solo quería dormir- de a poco su cuerpo recobraba las fuerzas necesarias para sentarse en la cama y abrir la botella de agua. Maldijo por dentro, no podía creer lo mucho que le estaba costando, cuando al fin lo logro no pudo evitar mirar la sonrisa burlona de la rusa. Su mirada a pesar del dolor no había perdido su picara forma de ser, ella posaba en el umbral de la puerta como la reina del lugar. Una sonrisa de vergüenza poso por los labios del rubio al mirarla- ya aprendí mi lección no lo voy a volver hacer.

-Me parece perfecto, ahora anda a bañarte que me das vergüenza- cada palabra pronunciada iba aliada con un sobreactuado asco.- vamos, vamos – la rusa obligo a levantarse al rubio con fuertes aplausos que retumbaban como campanadas de iglesia. Steve arrugo el rostro por el disgusto que le causaba la acción, Nat solo sonreía al ver las consecuencias de su meditado accionar- esto es por tomarte todo MI vodka, subrayo la palabra MI- en el momento de decirlo saco de su bolsillo un silbato, cada resoplo era una puñalada a la cabeza del capitán.

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⏰ Last updated: Mar 08, 2019 ⏰

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