La tristeza es un nudo en la garganta, una mirada nublada.
La tristeza es saber que si dices una palabra sonará quebrada y desatará todas las lágrimas contenidas.
La tristeza es cuando respirar duele y los segundos te pesan, como cargas en tu espalda, como si el cielo estuviera en ruinas y se derrumbara poco a poco sobre ti, en trozos tan pequeños y afilados que cortan.
La tristeza es sentir las rodillas débiles y no querer nada más que caer y nunca más volverse a levantar, porque a pesar de todo esto, la tristeza encierra en si una extraña comodidad, que sólo las personas tristes conocen y saben apreciar.