ACCIDENTAL SUICIDE. DON'T DO IT EITHER.

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El instituto central de Jump City se había convertido en una jaula de leones hambrientos ese último curso.

Al menos para ella.

Los niños que antes conocía (más o menos...) de años atrás, dulces y amistosos(más o menos...), ahora no eran más que unos sacos de boxeo cargados de hormonas.

Último año de secundaria. Lo enfrentaría con la cabeza alta para despedirse de ese zoológico pasando desapercibida, como siempre desde que llegó a la ciudad hace dos años.

Después de todo, Rachel Roth no era otra cosa que la chica gótica invisible de su clase. Nadie la notaba, y para ella estaba bien así.

Al menos...eso era lo que ella creía.

-¡Hey, perdedora!

Rachel consiguió apartarse justo a tiempo antes de que ese compás alcanzase su ojo derecho.

Se pegó a las taquillas con el ceño fruncido.

-¿Es que eres imbécil?- le espetó al chico rubio que se desternillaba al ver su reacción.

Jim Stanley. Jugador delantero del equipo del instituto, y el idiota número uno que había conocido.

Observó el compás tirado a sus pies. Había sentido esa afilada punta atravesando su iris. Se estremeció enfadada.
Apretó la mandíbula mientras se acercaba para recoger el afilado objeto que casi la deja ciega de un ojo, y ando en dirección contraria a donde un grupo de populares junto al lanzador se reía estruendosamente.

Cuando pasó junto a una papelera al final del pasillo, tiró el compás con brusquedad en ella y desapareció de la vista del grupito de graciosos.

-¡Gótica!

-¡Nerd!

-¡Perra!

-¡Perdedor!

Siguió andando por el pasillo, ignorando los insultos muy mal disimulados que no solo eran para ella.

¿Pero que rayos le pasaba a ese instituto?

Esquivó a unos repetidores perpetuos que metían a un pobre chico empollón en una taquilla, a un grupo de animadoras metiéndose con unas chicas con aparato, y antes de llegar al final del pasillo, se agachó antes de que un balón de rugby le abollara la cabeza.

Definitivamente ese antro era una maldita jaula de depredadores en celo.

Si los pasillos en los recesos era horribles, ni hablar sobre la hora de la comida.

La cafetería era un verdadero infierno social.

Kory Anders observaba como la princesa del lugar que era toda la cafetería, sentada en la exclusiva mesa de los populares, que prácticamente se dedicaban a reírse y hablar sobre los demás o ellos mismos.
Había tenido suerte, ya que en poco tiempo de llegar a ese sitio, se había convertido en la sensación del lugar gracias a su piel bronceada, sus ojos verdes brillantes y su largo y perfecto cabello rojo anaranjado.
Todos los chicos del isntituto babeaban por ella.

Hacía tan solo unos meses que había llegado a Jump City, y el segundo día de clase ya se había unido a la "realeza". Al ser la hija de una familia divorciada adinerada, siempre obtenía todo lo que quería.

Simplemente era una niña caprichosa con buen cuerpo.

Por otro lado, Garfield Logan, un chico que había llegado nuevo ese último curso, con un estraño cabello tintado de verde, se había ganado su título de payaso de la clase gracias a sus bromas pesadas y sus comentarios en clases.
Sentado en la mesa de los chistosos incomprendidos del instituto unas mesas más allá de la monarquía del lugar. Siempre riéndose entre ellos y contando chistes. Súper divertido.

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