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Era un día como cualquier otro en el gremio de Fairy Tail, y como de costumbre, Natsu y Gray armaban alboroto, no sin ayuda de los demás compañeros que se les unían. Mientras tanto, en una mesa apartada de todo el caos, se encontraban Lucy, Erza, Juvia, Cana y Levy, las cuales muy animadas charlaban sobre temas triviales y no tomaban en cuenta todo el desastre que se armaba a su alrededor.

— Sabes Levy, yo pienso que ya deberías ir y declararte a Gajeel, después de todo se ve que ustedes dos tienen mucha química y él no te ignora para nada — decía Cana mientras se bebía un tarro de licor.

— ¡P-pero yo nunca he dicho que me guste!— hablaba una sonrojada Levy.

— Oh, vamos, ¡todas sabemos que te gusta! —era Lucy la que ahora comentaba.

— ¿¡Y qué hay de ti y Natsu!? — hizo esta pregunta con la esperanza de evadir el tema, cosa que por supuesto logró con éxito.

— ¿Q-qué hay con Natsu?

— Así como le estabas diciendo a Levy que le gusta Gajeel, tú también deberías admitir que quieres a Natsu — decía Erza a su amiga rubia.

— Juvia piensa lo mismo, Lucy, ve, ¡ve y dile que te gusta! ¡Ánimo! — hablaba la maga de agua, tratando de animar a su rival en el amor, como la llamaba ella, a que se le declarara al Dragón Slayer, ya que si lo hacía no tendría ninguna rival por la que temer. Además en el fondo sabía que , más que rival en el amor, su amiga sentía cosas por su compañero pelirosa. La peliazul también sabía que Gray estaba interesado por Lucy, lo tenía claro, así que si la Maga espiritual se quedaba con Natsu era una barrera menos para alcanzar el corazón de su tan amado Gray-Sama.

— Qué dicen chicas haha...ha... Saben, ya se me hace tarde, yo me iré a mi casa a... ¡Ordenar! Si, a ordenar, es que tengo muy desordenado y le había dicho a Wendy que fuese a visitarme, sería horrible si viera mi casa en ese estado y Charle me regañaría seguro... ¡Nos vemos otro día! — y así, una Lucy nerviosa y levemente sonrojada evadió las miradas acusadoras de sus amigas y se fue apresuradamente a "ordenar su casa", cosa que obviamente era pretexto para huir del lugar.

— ¿Y qué pasa contigo y Gray? —preguntó Cana mirando maliciosamente a Juvia.

— Nada...Gray-sama no se fija mucho en Juvia. Ya no sé qué debo hacer para que él me note como mujer y no como una molestia — la maga de agua hablaba tristemente mientras miraba de lejos a su tan amado chico pelear con su eterno rival pelirosado, y afuera estaba tan nublado que parecía como si fuese a caer una fuerte lluvia en cualquier momento.

— Juvia, ¡eres una chica muy guapa! ¿Ya viste como ese Lyon calló rendido a tus pies apenas te vio? Es obvio que Gray siente algo por ti, pero estoy segura de que no lo demuestra porque es un tsundere — Levy hablaba animadamente mientras que le daba una maliciosa mirada de lejos al joven mago de hielo.

— Sí, no te desanimes por él, Gray sabe perfectamente cómo te sientes respecto a él — decía una pensativa Erza.

— Pero... ¿Qué pasaría si de pronto dejas de seguirlo como de costumbre y te alejas un poco de él?

— ¿¡Juvia alejarse de su Gray-sama!? ¿¡Porqué!? — Loxar hablaba tristemente mientras miraba con grandes ojos llenos de lágrimas a la pelirroja a su lado.

— ¡Espera! Ese podría ser un buen plan, y si hacemos un pequeño cambio... ¡Sí! ¡Sería perfecto! ¡Estoy segura de que eso no puede fallar! ¡Mis cartas dicen que tendrás éxito Juvia! Tú solo has lo que nosotras te digamos y tendrás a Gray en la palma de tu mano — mencionaba animadamente Cana dejando su licor de lado y pasándole un brazo por el hombro a Juvia mientras observaba a sus dos cómplices, Erza y Levy, las cuales de seguro ayudarían, a su manera, a la maga de agua .

Tú cálido amor (Gruvia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora