carnem-levare

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abandonar la carne

no había palabras entre medio de ambos, se miraban con paciencia, tratando de admirar cada parte del rostro del otro.

la brisa fría chocaba con sus cuerpos, las hojas crujían debajo de sus botas, cuando se acercaban lentamente, para poder sentir la calidez del otro.

la luna se colgaba entre el cielo y los árboles grandes, prominentes y tenebrosos al no tener ya casi ninguna hoja, porque todas estaban en el suelo, decorando el pasto de colores cafés y naranjas.

yeri se abrazó a sí misma, sus dedos enterrandose en sus propios brazos y tiritando del frío, sus labios permanecían de un suave color morado y sus mejillas y nariz estaban rojas.

rojas como la sangre que caía de la herida de yoonoh.

el mayor miraba preocupado a la castaña, la cuál permanecía su mirada estática en la herida abierta mientras lágrimas se albergaban en sus ojos avellanas, los cuáles deseaba arrancarse.

-yoonoh-ah-la suave voz de yeri lo hizo salir de sus pesados pensamientos que se mezclaban con el dolor vivo y ardiente de la herida, que le hacían recordar con dolor que lo que tenían estaba mal-, tengo miedo-pronunció de una vez por todas la menor, arrancando un pedazo de su vestido viejo y enredandolo en el brazo musculoso del pelirrojo, quien soltaba quejidos involuntarios por el dolor y ardor.

-yo más-confesó mirando con sus grandes orbes negras como la sangre comenzaba a teñir el pedazo de tela azul que se ajustaba de forma muy ajustada a su brazo.

una vez más, ambos pensaron que fuera sido mejor que nada hubiera comenzado.

pero, lo hecho, hecho está, y ambos temían por sus vidas, que parecían colgar de un delgado hilo de la cordura de sus padres y su tan arraigado pensamiento religioso de ambas partes.

-papá dice que este año me ha de tocar a mi-habló el mayor sentándose frente a la menor en una piedra con una peculiar forma-, no quiero matar a nadie.

-no quiero morir.

el silencio espeso se une a ellos, envolviendolos en su burbuja de miedo y amor, como todas las noches donde huían del pequeño pueblo y verse sin que nadie los separara.

-a veces me arrepiento-habló yeri acercándose al mayor, sentándose a su lado y comenzar a peinar con sus dedos el cabello rojo de su amado-, pero, cuando pienso en ti, mi corazón no puede evitar latir, cuando te veo sonreír o reír me hace tan feliz, y-yo agradezco a dios haberte conoci-

los suaves labios de yoonoh tocaron suavemente los suyos, uniéndose en un lento y dulce beso, lleno de temor pero sin poder cambiar sus sentimientos tan fuertes por el otro. sus dedos pulgares eliminaban cualquier rastro de lágrimas que salían de sus pequeños ojitos y descendían por sus mejillas.

-todo fuera sido mejor si nos hubieramos ido como seulgi y yixing-mascullo el mayor separando sus labios por falta de aire, pero aún chocando sus frentes y haciéndolos sentir cálidos, cálidos como el amor que sentían el uno por el otro.

-papá fuera dado a sacrificio a chaeyoung, no soy capaz de hacerle eso a mi hermana-soltó entre dientes la menor, jugando con el cabello rojo de yoonoh y llenando sus mejillas de caricias-, los odio tanto, cuando viene carnem-levare, solo dan en sacrificio a una de sus tantas hijas, después de hacerlo se ponen cualquier máscara y salen a hacer cosas malas, y después al otro día amanecer en casa y tener aún su gran reputación de buenas personas, es injusto-chistó con un nudo en su garganta, cada año su mamá daba a luz, sin falta, cuando eran varones los dejan desamparados y los tratan como esclavos, sin embargo, cuando nacía una pequeña y linda hembra, la cuidaban como a un diamante precioso, para después darla como sacrificio en las fiestas de carnem-levare.

carnaval - jaeri (off)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora