Era una tarde como otra cualquiera. Tarde de sábado. A Natalia no la apetecía nada salir, era algo normal en ella, ya que tampoco tenía mucha edad como para desfasarse. Estaba tirada en su cama decidiendo que hacer. Tenía claro una cosa, en casa no se iba a quedar. Entonces se le ocurrió una brillante idea. Iba a llamar a su amiga Alba. Alba era su amiga desde mucho tiempo atrás, su compañera de natación. Se llevaban genial, casi como mejores amigas, el pequeño problema es que vivian muy lejos. Bueno sin comerse más la cabeza le llamo.
-Buenas tardes, soy Natalia ¿se puede poner Alba?
-No se no sé, igual no eh, creo que vas a tener que hablar solo conmigo.
-¿Quién eres?
Natalia no tenía ni idea de quién era, esa voz no la resultaba familiar, posiblemente fuese su hermano Alejandro, también llamado Alex. No le conocía aunque si le había visto en alguna competición, pero no se había fijado mucho. La verdad que a Natalia esa voz la impacto mucho, era una voz dulce y a la vez prepotente.
-Soy el coco, y te voy a comer.
-Déjate de gilipolleces y pásame a tu hermana por favor.
-¿Y si no quiero? Prefieres hablar conmigo y lo sabes.
Natalia odiaba los chulitos y los flipados. No les soportaba, y Alex parecía que era uno de esos. Ella decía que ese tipo de chicos solo jugaban con las tías y las solían hacer daño, por eso Natalia pasaba de niñatos. Se solía poner muy borde si la tocaban las narices, por eso no tuvo más opciones y se cabreó.
-No me gusta perder el tiempo con niñatos, asique pásame a tu hermana o tendremos un problema.
-Eh boba, no te cabrees, que sabes que te voy a pasar con mi hermana, pero es por hablar un poco. Ahora te la paso.
-Gracias.
-¿Hola? Ya soy Alba.
-Haber explícame brevemente quien ha sido el retrasado que me ha hecho perder el tiempo.
-Jaja es mi hermano tía. Alex, no sé si sabes quién es. Ya te le presentaré algún día si quieres.
-No estoy mucho por la labor la verdad. Bueno a lo que venía, ¿quedamos? Me cojo un tren voy para allá y damos una vuelta, ya sabes, alguna foto, helado y dar una vuelta. ¿Qué me dices?
-Por mi encantada ¿a qué hora vienes?
-Me cojo el tren de las 4:45, asique a las 5:00 estoy allí.
-No tardes eh, que me conozco tu puntualidad.
-Jaja vale, adiós.
-Ahora te veo.
Natalia colgó y se fue a la ducha. No dejaba pensar en Alex, sentía mucha curiosidad por conocerle. -¿Y si esta bueno? No creo la verdad, muy engreído. Salió de la ducha. Se acerco al armario y como siempre, el mismo dilema-¿Qué me pongo? No se estrujo mucho la cabeza. Cogió la primera sudadera unos pantalones cortos vaqueros y sus vans azules. Saco dinero de la hucha y se dirigía a la estación de tren. Eran las 4:30 y si no se daba prisa perdía el tren asique se puso a correr como una loca. Llegó, saco el billete, se sentó, sacó sus cascos y se puso a escuchar música.
Pasaron los 15 minutos y ya llego a su destino. Bajó del tren y empezó a caminar hacía casa de Alba, no iba a tardar mucho, eran 5 o 6 minutos.
Al fin llegó y la abrió la puerta la madre de Alba:
-Hola Natalia, ¿Qué tal todo? Cuanto tiempo, te veo muy guapa eh. Cuanto has crecido.
-Buenas tardes Almudena, todo muy bien gracias ¿y tú qué tal?