(remate)

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No es que ninguno de los dos hubiese querido hablar sobre el tema, pero la ocasión simplemente costó en darse.

Esa misma noche, apenas se tranquilizaron terminaron por acomodarse y subieron a la cama para dormir plácidamente. Ramón era el que se notaba más tranquilo, aunque esa calma se vio esfumada en el momento en que pasó un brazo por la cintura de Carlitos para apegarlo a su cuerpo y dormir abrazados. Cuando lo atrajo hacia sí, volvió a sentir un estremecimiento debajo suyo: realmente había sido lastimado.

No se encontró más calmo no porque estaba fastidioso con su amigo, la verdad es que luego de aquella epifanía que tuvo se sintió -en pocas palabras- culpable. Ni siquiera pudo dilucidar de dónde es que vinieron todas esas ideas que le hizo llevar a cabo, la cabeza le daba vueltas y no encontraba un origen.

Tampoco es que se hubiera arrepentido por lo cometido, y fue eso que lo hizo sentir un poco peor.

La mañana siguiente se despertó solo.

El ruido del agua corriendo con lentitud y el vapor abundante que lo envolvía le hizo pensar que hace rato el chico estaba metido en el baño.

-Carlitos -lo llamó, por simple curiosidad. no porque tuviera la urgencia de entrar-. Carlitos... -.

Y no obtuvo respuesta alguna.

Esperó un par de minutos y la ducha se mantenía abierta. Se levantó apenas, acomodándose la ropa bastante vago, y al desperezarse arrugó la nariz extrañado cuando tocó el suelo con los pies. Una sensación pegajosa le inundó los dedos y ni siquiera lo pensó demasiado cuando recordó que el chupete tendría que haber quedado tirado por algún lado.

Tragó pesado. Y no miró hacia abajo.

Pensó en levantarse para ver qué pasaba en aquel cubículo. ¿Seguiría vivo? ¿Acaso le había infligido heridas mortales y cuando recién tuvo la necesidad de limpiarse terminó tirado en la bañera?

Descartó esas paranoias momentáneas al oír un par de ruidos algo inentendibles pero precisos, y la intensidad del agua bajar.

Suspiró, sintiéndose de pronto liviano de algo que no sabía qué era (sí sabía). Lo próximo que hizo arreglarse lo más decente que pudo mientras no pudiera limpiarse de forma correcta en el baño, y merodear la habitación sin mucho rumbo. Dejando a su amante solo por algunos momentos.

No es que la pieza fuese muy grande, al contrario. Pero eran muchas más las veces en las que llegaba, desparramaba todo, y se acostaba en el mismo lugar. Si es que él y su compañero se animaban a tener algo, ni siquiera se molestaba en ocupar mucho espacio en el colchón. Se había vuelto una rutina algo harapienta, y le dio cosa notar de repente el estado en que se encontraba su morada.

No podían pedir mucho en una zona de la ciudad como en la que estaban, pero su descuido se había ido al carajo. La tele estaba llena de polvo, las cortinas habían adquirido un color amarronado muy extraño, y lo peor de todo era la cantidad de cenizas de cigarrillos que decoraban la alfombra dándole un ambiente muy noir a todo.

"Noir" o una palabra así había leído en una de esas revistas porno donde de repente colaban historias porno-detectivescas para entretener y calentar al mismo tiempo; por supuesto que él pretendía sólo calentarse cuando tomaba cosas del estilo.

Así como en ese momento se estaba dedicando a pensar si esa era la palabra correcta mientras seguía recorriendo la mierdita. Que le interesaba un comino recordar, en serio, pero tenía que mantenerse ocupado para no volver a pensar en la memoria reciente del chupete tirado por ahí que lo apabullaba por completo.

Quería planear, porque le faltaba algo. No sólo la charla que se debían sino que... algo que lo precediera, además. Y lo más maravilloso de todo es que quizá se estaba carcomiendo la cabeza solo y al rubio ni le importaba, hasta capaz se estaba cagando de risa adentro del baño mientras su tez era renovada cual ser mágico (posibilidad que no descartaba, a veces siendo alucinado incorrectamente por su presencia).

Jugar un poco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora