Alfonso estaba en la habitación observando. Era un cuarto grande, tenía una cama enorme cubierta por sábanas color púrpura. Las paredes color azul marino, había un ventanal al jardín con cortinas color gris y una alfombra del mimos color. También había un tocador con un espejo que quedaba frente a la cama y hacia juego con ésta. Del techo colgaba una lámpara que iluminaba toda la habitación.
Alfonso veía un cuadro que estaba en una de las paredes, se trataba de una pareja que corría huyendo del algo o alguien. La chica era rubia y llevaba un vestido traslúcido color blanco, el chico también rubio, la cubría con su saco.
Alfonso veía a la joven pareja cuando escucho abrirse la puerta. Kristell estaba ahí, lo vio por un momento, después bajo la mirada y cerro la puerta detrás de ella. Llevaba unos tacones plateados muy lindos, hacían juego con sus aretes y por supuesto con sus ojos.
Alfonso la vio, se veía más bonita ahora que la tenía de cerca.
- Hola... ¿Kristell cierto?
Ella solo asintió con la cabeza.
Alfonso estaba de pie junto a la cama pero no sabía que hacer, ella ni siquiera lo veía, ¿cómo se suponía que iban a hacer qué?
Entonces él habló:
— Mira yo no te pienso obligar a nada, la verdad creo que me equivoque al venir aquí.
Se sentó en el borde de la cama, puso sus codos sobre sus piernas y se cubrió la cara con ambas manos. Pensaba en lo patético y estúpido que había sido al ir a un lugar así cuando la voz de Kristell interrumpió sus pensamientos.
— ¿Nunca habías visitado un lugar como esté?
Su voz era tan linda, tan suave y dulce, tan serena.
Alfonso se descubrió el rostro y la vio ahí frente a él, y le pareció más bonita todavía, sus ojos grises aunque tristes eran los más lindos que él había visto hasta entonces.
— No, nunca.
— ¿Y por qué estás aquí? ¿Qué estás buscando?
Alfonso se puso de pie y quedo frente a ella, era apenas un poco más alto.
— Para serte honesto no lo sé.
Se miraron a los ojos.
Kristell descubrió en los ojos color café intenso de Alfonso mucha tristeza también y sintió pena, pena por aquel muchacho tan guapo que no era feliz.
Alfonso dio un paso y quedo a unos centímetros de ella sin dejar de verla a los ojos, la tomo de la cintura, ella se sonrojó y puso sus manos en los brazos de él. Las manos de Alfonso entallaban perfectamente a su cintura, estaban tan cerca que a Kristell se le acelero la respiración y sólo podía respirar el aroma de él, aroma que nunca antes había respirado, entonces él dijo:
— ¿Te puedo dar un beso?
Kristell enmudeció, nunca le habían preguntado eso y en realidad a ella nunca le había gustado que le besaran la boca.
Alfonso cerro los ojos y se acerco a ella buscando su boca pero ella giró su cara, él, en respuesta, le beso la mejilla de la manera más tierna posible y Kristell no pudo evitar cerrar los ojos y disfrutar aquel tierno beso.
Alfonso llevo una de sus manos a la cara de Kristell y con el pulgar acariciaba su mejilla. Con esa misma mano la llevo suavemente hacia él, ella accedió a tan dulce petición y por instinto cerro los ojos para encontrarse con los de él.
Fue el beso más lindo que Kristell jamás había sentido. Dulce, suave. Alfonso la besaba con tanta delicadeza y ternura, sus labios eran la conjunción perfecta, se reconocían por instinto. Alfonso comenzó a besar su cuello, la tomo entre sus brazos y la recostó en la cama, continuó besando su cuello, ella apretó las sábanas mientras contemplaba aquella imagen a través del espejo: ella recostada en la cama y Alfonso sobre ella besándola. Sintió un golpe frío en el alma pues sabía lo que seguía; él la haría suya, la llenaría se caricias y besos pero luego de saciarse de su piel él se iría, se iría dejándole en el alma una herida más. Sus ojos estaban perdidos en aquella escena que ya conocía tan bien pero Alfonso...
— Tus ojos me recuerdan a la luna porque tienen ese color tan hermoso pero tu piel no me recuerda a nada ni a nadie. Tu piel y tus labios son un mundo nuevo que quiero y necesito conocer.
La manera en la que él le hablaba pero sobre todo, la manera en la que él la miraba la hizo borrar aquella sensación de su ser.
— Entonces conozcamos ese mundo juntos.
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OLVIDARTE JAMÁS
RomanceDirce abandonó a Alfonso en el momento en el que más la neceistaba. Él decidió olvidarla en los brazos de Kristell, una chica que trabajaba en una casa de citas sin pensar que encontraría el verdadero amor a su lado. Sin saber que Dirce regresaría p...