Viajar para amar y sufrir. Louis y tú

Capítulo 1 -Hola nuevo hogar, adiós vieja vida-

Mi madre había ido a una cena de trabajo creo que tenía que arreglar un problema que habían tenido con una modelo, le habían puesto algo en su crema corporal y le salió un sarpullido que casi la mata. Mi hermano y yo estábamos sentados en el sofá mirando la televisión. Después de unas cuantas horas la maratón de una serie que nos encantaba se acabó, lo que significaba que ya eran las 2 de la mañana. Miré a mi hermano, estaba medio dormido mirando los créditos. De pronto el teléfono comenzó a sonar, mi hermano reaccionó y me hizo a un lado para poder levantarse e ir a atender. Puso el altavoz para que yo pudiera escuchar, no era muy normal que alguien llamara a casa tan tarde, podría ser mamá, pero nos habría llamado a nuestros celulares. Sentía que algo andaba mal.

— ¿Sí? Diga… —dijo mi hermano.

— Hola, ¿me comunico con los hijos de Emma Wilson? Habla Clary, del Hospital Central.

— Sí, ¿qué sucede? —me hermano comenzó a preocuparse y a mí casi se me para el corazón.

— Su madre se encuentra internada aquí, ha tenido un accidente. Pide verlos.

 James cortó rápidamente, me miró y corrió a la puerta tomando su chaqueta. Yo hice lo mismo y me subí rápidamente a su auto. Llegamos rápidamente, preguntamos en qué habitación se encontraba nuestra madre y corrimos hacia el 3er piso. En la habitación se encontraba un médico y nuestra mamá estaba en la cama, muy lastimada, con cables y tubos saliendo de sus brazos. No aguanté más y rompí en llanto, salí de la habitación lo más rápido que pude y me lancé en el suelo del corredor a llorar. No podía ver a mi madre así, y tampoco iba a aguantar mucho viendo tantas agujas ahí. Alguien me abrazó por detrás, reconocí los brazos de James enseguida y me aferré a él. Podía notar la tención en su cuerpo. Después de unos minutos, cuando pude tranquilizarme, entramos juntos. Mi madre me miró preocupada, como pudo, y yo me acerqué y la abracé.

— Prométanme que a pesar de lo que pase, me recordarán con una sonrisa en sus rostros.

 Quise decirle que no, que no tendría por qué recordarla porque se quedaría con nosotros mucho tiempo más, pero fue demasiado tarde. Su agarre se soltó de nuestras manos en cuanto terminó esa frase.

— Te lo prometo —susurramos mi hermano y yo. Corrí a su lado y comencé a llorar aún más en su hombro.

 Entraron los médicos, nos sacaron de la habitación e intentaron hacer todo lo posible por revivirla, pero no pudieron hacer nada.

 No sé cómo pasaron los días contiguos a esa noche, en verdad no lo recuerdo. Lo único que sé es que mi padre vino de Londres, mis mejores amigos vinieron a hacerme compañía a pesar de que yo no estaba enterada de que estaban ahí y que mi padre me dijo que tendría que mudarme a Londres con él.

 Una semana más tarde me encontraba en el aeropuerto despidiéndome de mi familia y amigos. Ya no sé en qué pensar. Veo a mis amigos parados en frente de mí mirándome con el rostro apagado, no era normal verlos así. Miro a April, Cheezy y Forest y veo como los ojos de todos comienzan a cristalizarse y también como mi vista se nubla advirtiéndome que estaba a punto de romper en llanto. Los tres se me lanzaron encima y yo les correspondí el abrazo, no había nada tan duro como perder a tus mejores amigos, los abandonaba, podría verlos más adelante pero no sería lo mismo. No sería lo mismo porque me harían falta día a día, no los vería tan seguido, no estarían conmigo todos los días y si me pasaba algo no estarían ahí para mí, o al menos no físicamente. No estarían para seguir apoyándome con lo de mi madre… Mi hermano no estaría junto a mí, ¿qué sería de mí sin él? Era como mi otra mitad, ¿cómo superaríamos esto sin el otro? Quisiera que la puta empresa quedara a cargo de mi tío y mi hermano venga con nosotros. Eso iba a pasar, pero más adelante. Aún tenían que hacer todo el papeleo para que mi tío quedara a cargo de la línea de modelos durante un año y James pudiera venir con nosotros. No sabía cuánto iba a aguantar sin todos ellos. Me separé de mis mejores amigos y miré a mi hermano que me miraba con esa sonrisa falsa que ponía cuando estaba mal pero no quería debilitarse frente mío porque no quería verme mal a mí también. Pero al parecer notó que en mi rostro se encontraba la cara de “Estás pillado” y esa sonrisa se borró y me lancé sobre él.