Andrés es un chico con una personalidad singular, gustos singulares y atractivo. Pero hay un problema, jamás ha sentido lo que es la verdadera felicidad.
Cuando este se cambia de colegio al terminar octavo, se encuentra con una faceta de su vida en...
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Lunes 12:55 PM.
Era un día bastante normal, sin nada interesante y como siempre, mis pensamientos llenaban y abrumaban toda mi mente sin cesar.
¿Qué seré al crecer? ¿Podré cumplir con todas las expectativas? ¿Estudiaré? Muchas veces durante el día estas preguntas se repetían una y otra vez por mi cabeza sin dejarme tranquilo, eran preocupaciones reales que debía atender en cuanto llegara el momento correcto y apropiado de poner toda mi atención en eso...
Andrés...
Aunque quizás, no cumpla nada y terminaré viviendo en un cubo de basura junto a gatos muertos y latas de atún vacías y asquerosas, pero mi olor en ese momento será mucho peor y...
Andrés.
Terminaré enamorado de una adicta al crack y no esa bonita chica, amiga de la novia de mi amigo, sinó yo y esa adicta con la cuál tendremos 2 hijos pepenadores que también serán adictos al cra-.
-¡Andrés!
-¿Ah?
Miré en aquella dirección y descubrí que era la novia del Cristo, y algo sorprendido la miré sin decir alguna palabra, busqué a su alrededor a la infaltable Antonia y no, no estaba, así que con mi cara un poco más deprimida, la miré esperando que hablara.
-Uh, perdón, no sé si me has visto, pero soy la polola del Cristo...Quería hablar contigo.-Me miró algo nerviosa y me hizo preguntarme sobre qué quería hablar conmigo.-
-Eh, sí dime...-Dije algo confundido y nervioso a la vez, ella jamás me había hablado y además, era su mejor amiga, SU mejor amiga.-
-Es que desde que yo y el Cristo estamos saliendo, pucha, quisiera llevarme mucho más contigo.-Miró hacía atrás como buscando a alguien y luego me sonrió nerviosa.-Ser amigos, quizá.
Bueno, aquí paramos un momento, no sé de donde ella y yo podríamos ser amigos, sin embargo, se ve simpática y es su mejor amiga, parece tener material de otaku y además, es SU mejor amiga, así que mejor sigamos con esto, la necesito como amiga tanto por gusto que por conveniencia.
-Jejé, está bien ¿Marina?-Sí sabía su nombre, pero debía aparentar no ser tan psicópata.-
-Sí, es Marina, entonces nos vemos más tarde, Andrés, ya van a tocar.-Se despide con la mano y camina hasta su sala mientras veo de reojo como Antonia me mira un segundo y luego entra junto con ella desde la lejanía.-
Esa mirada me dejó bastante emocionado.
Martes 03:45 AM.
Estaba tranquilo, sentado en una bella banca blanca bajo un gran árbol de cerezo. La brisa corría y la sentía acariciar mi rostro con delicadeza mientras cerraba los ojos bastante agusto ahí, podía pensar en lo que quisiera y todo eso se resumía a una sola cosa y tenía nombre.
