Milagros planificados.

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En medio de la penumbra se podía vislumbrar un pequeño grupo de esferas brillantes flotando y girando alrededor de un pequeño cubierto por un manto blanco cubriéndolo casi por completo, la única parte visible de su cuerpo era su boca.

— ¿Ocurre algo señor? —Un mayordomo apareció entre las sombras, su aspecto pese a verse como un hombre joven su cabello era totalmente blanco.

— No encuentro una historia interesante, ¿Alguna sugerencia Liar? —Preguntó en tono neutro con su voz infantil.

— Ninguna señor —Respondió el hombre con toda calma.

— Pero que tenemos aquí —Comentó de pronto el infante mientras una de las esferas flotaba justo frente a él.

— ¿Algo interesante señor?

— No del todo —A pesar de sus palabras su sonrisa era genuina — Pero puede serlo.

— ¿Desea que prepare alguna bestia o virus señor? —Preguntó Liar como si hablara del clima.

— No, empieza a ser repetitivo, está vez usaré un método distinto.

— ¿Distinto? —Por primera vez sonaba confundido — ¿Entonces que desea que haga?

— Nada por el momento —Guardó silencio unos segundos — No, pensándolo bien, trae las plumas de ese raro Pegaso del mundo SW-0122N, creo que pueden ser útiles.

— Como ordene —Y sin decir más desapareció en la oscuridad.

— Ahora, muéstrenme una buena historia que pueda entretenerme —Comentó el niño colocando ambas manos sobre la esfera.

·········

En la oscuridad de un solitario parque se encontraban un par de chicas sentadas en un banco abrazadas llorando, una de ellas una chica de cabellera gris derramaba sus lágrimas sobre el pecho de otra de cabellos azules, no dejaban de preguntarse ¿Cómo terminaron así? Su día fue increíble, una cita maravillosa, palabras dulces, una deliciosa comida preparada por su pareja, y sobre todo, tuvieron su primera vez, se entregaron por completo a la otra.

Pero tuvieron la mala fortuna de que al terminar dicho acto llegaran los padres de la chica de cabellos azules quienes se escandalizaron por tal acto, gritando, maltratando y humillando a ambas, al parecer una familia tradicionalista que no soportaba que su hija tuviera esas preferencias, corrieron de la casa a la chica de cabellos grises pero su novia fue tras ella en el primer descuido de sus padres.

Ahora se desahogaban con la otra buscando la mejor solución.

— Tal vez —Murmuró la de cabellera gris tratando de controlarse — Lo mejor sea terminar.

— ¿De qué estás hablando Kotori? —Preguntó su pareja con una dura mirada.

— Umi-chan, no quiero que tengas problemas con tus padres por mi culpa.

— Tarde o temprano iba a pasar, pero no es tu culpa.

— Si lo es.

— No, lo es —Elevó un poco la voz para mantenerse firme — Escucha, eres mi novia porque yo lo decidí, estoy contigo porque así lo quiero, y también fui yo quien se enamoró de ti, no me engañaste ni obligaste a nada, por eso no necesitas sentirte culpable —Besó sus manos para tratar de transmitirle confianza.

········

— Un amor incomprendido entre un mundo lleno de doble moral —Comentó el infante mientras observaba varias imágenes de ambas chicas sufriendo e intentando escapar juntas, una boda al parecer obligada para la tal Umi e incluso intentos de homicidio — Supongo que no importa que intervenga si este es el resultado —Observó a ambas felices con vestidos de novia siendo felicitadas por familiares y amigos.

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