Parte 1

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 El gran sentido de la vida.

"Hace falta toda una vida para aprender a vivir." -Dijo un sabio.

Yo, Hermes, un pescador sin caña, conseguí sobrepasar todas las lecciones de mi vida, sin ni siquiera estar presente en esta. Coge sitio que esto acaba de comenzar. Siempre fui una persona muy independiente desde mi infancia, algo reservada y pensativa, pero que a la vez una persona que le costara disfrutar de la vida. Un día, la edad de mis años, todo lo que he hecho, me embarqué en el viaje de mi vida. Todo ocurrió en aquel accidente. Iba paseando con mi bicicleta, hasta que, por un malentendido, mi vista se detuvo, y ya era demasiado tarde para moverse de aquella carretera. Un gran camión me pasó por encima, aplastándome con su rueda derecha. De repente, mi mente quedó en blanco y sólo escuché voces distorsionadas con una fusión de pitidos molestos. Por un momento, mi mente se detuvo, y vino a ella una vaga imagen de mí, Saliendo de mi pequeño hogar, con mi mochila empacada. De pronto, comencé a caminar sin rumbo. Creé que ese sería el día de mi juicio final. Pero no estaba en lo cierto, aquello solo era una superstición. Seguí caminando sin mirar atrás. Sentía como las hojas amarillentas me golpeaban la cara suavemente mientras caminaba y, como el dulce canto de los pajaritos, absorbía mis pensamientos.

Mi primer viaje fue hacia París, maravilloso y esplendoroso lugar, con las costumbres que parecían nuevas para mí. Un día, en una plaza un tanto ambigua.

me encontré con una anciana con apariencia misteriosa pidiendo auxilio hundir en el suelo, aproximándome a ella y de repente estiré su corto brazo y yo arreglé mi pequeño bolso de mis manos, así levantándonos de manera arrepentida para lanzar aquel bolso al muchacho de su derecha, De modo que salió corriendo y no pude recuperarlo. Y de alguna manera, aprendí que las apariencias engañan, ya ser menos caritativo. Que no todo es como se define, esta puede ser, que la posibilidad de ser útil podría ser ilusoria. Como se hizo mi objetivo, no me detuve en ningún sitio. Posteriormente, hasta llegar a la magnífica capital de Inglaterra. Londres, gris, elegante, e inmensa, se presenta en mi vista como un milagro se trata. De este modo iban transcurriendo los años. Entonces, ya tenía veintisiete y Mi cabello caía hasta rozar el suelo. Pude ver cómo tenía entre mis puntas quemadas un folleto donde se buscaba urgentemente un empleado para trabajar en una panadería. La hostelería nunca tuvo mi pasión. Fui a la panadería para probar, vi que eso no era para mí, que sólo se convirtió en dinero y nada más, que realmente no iba a ser mi vida emocional. Desde ese instante, descubrí que la motivación siempre es muy importante como la cara para hacer las cosas, y si no hubiera tomado una decisión como esta, hubiera estado agonizando por este supuesto trabajo, que para nada apreciaba. Decidí dejarlo. Así que seguimos caminando donde el destino me llevaba. Pasaron otros quince años, ya tenía cuarenta y cinco, mi pelo ya era casi blanco y mi mente ya había cavilado mucho más desde la última vez.

Allí comencé a observar mí alrededor, todo estaba lleno de color pero, de repente, todo se marchitó, sentí  como el cielo, me encontré con las nubes, acompañadas de rayos. Pero segundos después, una ráfaga de aire saqueó a todo mi alrededor. Gritos, truenos y edificios derrumbándose. Entonces buscamos un lugar para estar a salvo, reflexioné sobre esto. Las personas siempre queremos actuar correctamente, a la perfección, pero cuando no se venda como deseamos, queremos desaparecer, queremos retroceder en el tiempo para modificar los cuentos, no se puede nunca hacer las cosas nunca ocurrirán en la forma en que aspiramos que sean , siempre habrá algo que no salga acorde a nuestras expectativas. Un tiempo después, ya a mis sesenta años seguimos vagando hasta Oslo. Un lugar bastante actualizado a la altura de mi alcance. Allí está la forma de la gente de mi época, perdón con sus felices sonrisas, algo que no es muy habitual. Entonces me quedé atónito en torno a lo que me rodeaba, sólo tenía que ver con mi edad, "¡Qué diablos!" -Pensé. Pero más tarde, descubrí el porqué. Algo me dijo que aunque sea un adulto de camino hacia la plena vejez, no quiero decir que mi vida ya está vivida, sino que tengo que seguir disfrutándola hasta mi último suspiro, tomando el tiempo que necesite, siempre recordando que este es lo más preciado . En la última ciudad a la que viajé, la experiencia fue diferente. San Petersburgo, un gran paraíso para muchos. Sin embargo, no me transmito ese sentimiento. Desgraciado me siento, sin fuerzas para sobrevivir ante eso. Cansado de seguir caminando, Esta fue mi última lección. Comprender que mi trance actual no iba a tener porqué ser tan insufrible siempre, en todo caso podría mejorar. Deduje que mi vida podría ser como el paraíso.

Lágrimas emotivas se deslizaron por mi mejilla. Hasta que de pronto, todo se volvió negro y abrí mis ojos. Estaba sobre mi cama, de cuando todavía era un niño, algo cambiada y con polvo, pero a la vez casi intacta. Miré mis manos, los cuales tenían arrugas muy imprevisibles e imprevisibles. Cogí un espejo que había en la mesita derecha, y me observé. No me reconocía, desde entonces no me había contemplado en un espejo. Era tan pronto como un niño, pensé que estaba sumergido en un sueño profundo en la cual caminaba y caminaba, donde el mismo modo me oponía a situaciones de la vida. De pronto, una limpiadora que pasaba por mi cuarto me oyó balbucear preguntando qué había pasado, ella desesperada gritó; "¡Señor, se ha despertado! ¡Venga inmediatamente! ". Aquel muchacho delgado y muy blanco vino entusiasmado y dijo; ¡Hay que ver tío Hermes, Pensamos que nunca te ibas a despertar este estado por lo que hemos vivido, millas de médicos han insistido en que te siguiéramos cuidando y que no acabáramos contigo. Centenares de profesionales, han estudiado tu caso, en millones de portadas de periódicos ha sido protagonista. No hay un caso excepcional para toda la humanidad. ¿Sabes? Si tus padres todavía permanecen aquí, llorarían hasta sangrar por tenerte de nuevo. Todo ha cambiado mucho, tus tres hermanos, ya son adultos y se mudaron al extranjero, excepto a mi padre, tu hermano mayor, está aquí, en Badalona, ​​todavía juega cada día al ajedrez con sus amigos. Todos los días por vencer, tío Hermes, cuando nací solo, llevabas cuarenta y cinco años en coma. Dejaste mucho cuando eras pequeño, Todavía recuerdo cuando tu madre y con tu setenta y nueve años hablaba de lo mucho que decías que las consultas del mundo y lo mucho que te gustaba escribir sobre dragones y criaturas fantásticas. Pero no solo surgieron sucesos positivos en ti.

Como querías, que era imposible darte consejos. Una pena fue, la forma en la que tu madre falleció. Que dios la salve. "-Dijo mi sobrino. Repentinamente una lágrima muy cargada se resbaló por mi mejilla, nunca pude creer ese sueño que tuve una verdad real, para mi solo unos minutos, pero realmente pasaron sesenta y cinco años. Ahora en ese justo en este último momento, en el que estoy seguro que mi fin de verdad está aquí, este sueño profundo me hizo tener problemas de salud con los que no podría lidiar durante mucho tiempo. Todavía no tengo tiempo de leerlo. Que cada aprendizaje tiene su parte buena y su parte mala. A mi familia, que en un futuro sabrán de la existencia de esto y que en su momento supieron de mí,

Mi última carta, para mis familiares:

Con mucho cariño Hermes.

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⏰ Last updated: Mar 15, 2019 ⏰

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El Gran Sentido de la Vida.Where stories live. Discover now