Mi cuerpo me pesaba, respirar no podía más, sus manos en mi garganta arrancándome de este mundo terrenal. Un nudo en mi garganta que no me dejaba hablar, una rosca en los pulmones que no me dejaba respirar, y un problema que se pone a jugar entre esta vida y el mas allá.
Un día como cualquiera, me encontraba saliendo de aquella llamada "Ciudad Luz" esperando en la calle a plena cuesta del sol, aguardando el llegar a casa y los murmullos de mi hogar poder escuchar, después de un rato ante el reflejo de la luz en mis ojos logre notar el número 43 en una buseta, estire la mano para así este bus pudiera abordar. Con satisfacción la buseta se detuvo, entonces, subí un pie y luego el otro, pagando la tarifa por el servicio que debía de pagar. Después, buscando un asiento vacío en el cual sentarme, por desgracia en este pegaba todo el furor del sol, esperando allí hasta llegar al camino el cual a mi casa me habría de llevar, pude visualizar la gran lejanía de mi hogar por la ventanilla, indicándole al conductor que me bajaría allí. Las puertas se abrieron de par en par, el viento que suave soplaba toco mi delicada piel y levanto mi liviano cabello al tiempo, haciéndome temblar como reflejo.
Tenía un mal presentimiento, una extraña insinuación en mí, supongo que en mi realidad, debido al detalle con que miraba a mi alrededor, algo en mi sabía que algo mal sucedía, pero como siempre, preferí no darle mucha importancia, y este quizás fui mi peor error. ¿alguna vez han tenido el presentimiento en las noches al estar recostados en sus camas el ser observados y de alguna mirada no deja de perseguirlo? Muchos tienden a decir que las personas paranoicas lo tienen, yo lo tenía, pero sin saber si era o no paranoia. Cuando me baje de la buseta y comencé a caminar rumbo a mi hogar escuche con sigilo pasos tras mío, Pasos que retumbaban en el suelo y mi corazón cada vez más agitado hacia palpitar. Pude escuchar mi respiración hacerse más lenta y pesada mientras un escalofrió bajaba por todo mi ser logrando congelarme en mi lugar unos pocos segundos. Era como si todo el sonido a mi alrededor se hubiera desvanecido y solo se presenciará el eco de esos pasos acercarse torturándome en cada paso que yo había de dar. Apenas asomando de reojo no logre ver nada más que una sobra tras mi espalda proyectada por la luz de la calle, mi cuerpo comoalertado reacciono de tal modo que empecé a correr buscando algún destino el cual mis ojos lograban percibir siguiendo así el camino a casa.
Solía ser una calle concurrida, siempre se encontraba gente por allí, pero, justo ese día no había nadie, ¿Por qué? ¿acaso este era el cruel juego del destino?, pensar que la vida ya está escrita y de estos sucesos terminaran con esta. Seguía corriendo, pero por más que intentara no avanzaba como consecuente de que me encontraba atrapada por las manos de aquella sombra la que no pude diferenciar. Tenía una de sus manos tapando mi boca, mientras la otra me llevaba hacia el vacío del cual no sabría si tendría la oportunidad de escapar, además de no tener la menor idea de que es lo que allí me iba a pasar. Ya estaba abrumada en el suelo tirada con las hojas de verano, una de sus manos se encontraba en mi garganta dificultándome el respirar, mientras la otra se postraba bajándome mi vestir, por más aruñazo que mandara ese no paraba ni pareciera que lograra lastimar, antes lo impulsa a ir más allá, en este momento que sentí que no pude más fue cuando ya encontraba su pedazo de carne atravesándome quitándome toda la inocencia y todo aquello que de seguro trauma dejara.
Encarnizado, viendo la cara de mi placer ante mi tortura, siguiendo yo con el deseo de a casa poder llegar. Mi cuerpo ya no podía mas todo a su paso, y al tiempo como su mano como asfixia mecánica no me estaba dejando respirar más a tal punto que ya ni podía hablar, ni siquiera un "no más". En este momento llegue a pensar si no lo logró vencer terminare muriendo, todo aquello por lo que hasta el momento había trabajado se iría al suelo, todo llegaría a su trágico ocaso, tomando fuerzas levantando con orgullo y empezar a sacar aquello que era a la verdadera luz en ciertas tinieblas inciertas, pero sin logara escapar ya me encontraba en mi último respirar. Esto trágicamente en la vida escrito estaba y en realidad igual, así como el viento levantaba mi cabello se fue llevando poco a poco mi último suspiro, me encontraba como una hoja en verano desecha en el suelo en el proceso de descomposición sin la esperanza ya de volver a respirar una vez más. La vida estaba escrita y este suceso culmino con la mía y cuando menos pensé me encontraba en medio de la noche colgando ante la luna.
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Colgando ante la luz de la luna
RandomUn día que empezó como cualquier otro, dando los mismos pasos de siempre y culminando a mitad del trayecto trágicamente.