Una fragancia familiar envolvió mis fosas nasales, unos cálidos pero firmes brazos abrazaron mi cintura. Me di la vuelta colocándome a espaldas del gran azul.
-Esta noche estás hermosa- sus suaves labios tocaron mi desnudo cuello, dejando dulces besos en mi clavícula. Su dorado cabello me hacía suaves cosquillas en mi barbilla.
Levanto su rostro, dos estrellas azul marino me observaron con deseo. Sus labios carnosos se acercaron lentamente a los míos, volvería a sentir el adictivo sabor a menta suave con toques de costosa champagne.
-¡CAROLINE!- un chiquillo seguido de un estruendo interrumpió el hermoso y extraño sueño.
-Que carajos, Vick- intente taparme para seguir durmiendo, pero no escuche respuesta alguna. A regañadientes abrí mis ojos y observe a mi compañera de habitación estando atónita, parecía que sus ojos se fueran a salir de sus órbitas. Estaba temblando, sus manos abrazaban su pequeño cuerpo y su respiración estaba muy agitada.
Me pare casi sin pensarlo, debía ser eso.
-Vick, ¿Que ocurrió?- intente usar un tono mas suave y comprensivo, ninguna mucama deseaba entrar a esa habitación.- ¿Volvió a aparecer..?
Capaz de decir nada, rompió en llanto. Mi pecho dolió al verla tan destruida pero no era la primera vez que ocurría esto.
Todas las mucamas evitan la habitación 217, son acosadas por algo o alguien. Nadie sabe a ciencia cierta que es, solo tienen la sensación de ser observadas intensamente y algunas son hasta tocadas por unas frías manos mientras limpian.
-Eso...- su labio temblaba, estaba haciendo un gran esfuerzo por pronunciar una palabra- me tiro el cabello y mordió mi oreja...
Escéptica, solo asentí. Era imposible que algo "invisible" fuera a hacer tal cosa. Hasta que me mostró su oreja que en efecto estaba roja con marcas de mordedura. Debía ser algún niño travieso que vio la puerta abierta y decidió molestar a una inocente mucama con turno de noche.
-Vuelvo enseguida-.
-Caroline, ¡¿estas loca?!- mi amiga intento detenerme pero estaba dispuesta a acabar con lo que fuera en este momento.
-No, estoy mas cuerda que nunca-.
Mi cinturón negro Dan grado 3, tenia sus frutos.
Camine por el pasillo color mostaza con paredes rojo carmesí, era realmente largo y daba escalofríos con tan solo mirarlo. Para mi desgracia la habitación era una suit al fondo de pasillo.
Las viejas puertas color blanco desgastado le daban un toque mas tétrico al viejo trasatlántico que alguna vez zarpo por lo mares.
Estaba demasiado tranquilo. ¿Que horas serán? Es de madrugada, eso es seguro.
215
216
Bingo, 217.
Tome una bocanada de aire, la puerta estaba abierta. de seguro a Vick por el susto se le quedo así... La habitación estaba oscura, espere un momento por si había algún ruido como una risa traviesa del niño o cualquier cosa parecida.
Nada.
Di un paso al frente, cada vez acercándome mas.
Dos pasos, ya estaba dentro.
Tres, la puerta se cerro mis espaldas. De seguro fue el viento.
-Hola- una grave voz susurro en mi espalda. de seguro fue...
Carajo.
Mis instinto de karateka se activaron, me di la vuelta buscando el interruptor de la luz pero no lograba encontrarlo. Asi que por instinto me dirigí a la ventana, al menos algo de la luna llena podría darme un poco de visión.
Sentí unos dedos fríos en mis piernas desnudas ya que aun tenia el corto pijama puesto. Trate de mantener la calma, fue solo mi imaginación.
Llegue a la ventana y abrí la cortina de un brusco movimiento, observé en el espejo que estaba al frente y pude observar un hombre alto a mi lado.
Mire rápido y no había nada.
-Quien quiera que seas, esto no es gracioso.- estaba enojada, esto ya había pasado la lineas de la broma que estaba inventando este sujeto. Los fantasmas no existían, imposible.
De repente sentí mi cuerpo pesado y perdí el aire. Caí de rodillas, era como si hubiesen golpeado mi espalda.
-Ingenua humana, ¿creías que esto es una broma?- Venia de la oscuridad, seguido de una profunda risa. Habia perdido totalmente el aire, esto es tan frustrante.
-¿Que mierda me hiciste?- Algo estaba atorado en mi garganta, apenas podía hablar. Estaba sin aire, escupí sangre.. ¿estaba herida?
-Lo lamento, efectos colaterales de robarle energía a la gente valiente- Estaba caminando hacia mi, intente moverme pero era inútil. Mi cuerpo se sentía tan pesado que estaba luchando por no caer rendida en el frío suelo- Si hubieses llorado o gritado, no hubiéramos llegado a esto.
-¿Que quieres?-. El sujeto estaba cada vez mas cerca, era pausado y sin vacilaciones, me estaba torturando en una agonía lenta y concisa.
Logre divisar unos zapatos y tela negra. De seguro era algún tipo de traje.
De repente salio de la oscuridad unos fríos dedos cubiertos por unos guantes blancos, unos dedos largos tomaron mi barbilla y me obligaron a mirar al frente.
-Vaya, es una pena. Eres hermosa-. mire su rostro y al contrario de esperar un hombre mayor, era un joven pálido con mirada perdida y profunda, sus labios estaban tan pálidos como su rostro.
Moví bruscamente mi rostro librándome de su agarre, solo quería irme de allí. no tenia fuerzas para darle una lección. Esto solo empeoro todo, sus dedos viajaron a mi cuello, quería gritar pero no salía voz alguna. Estaba aterrada.
-Suéltame...-dije a duras penas, luchaba por moverme como fuera.
Concentre toda la poca fuerza que me quedaba en mi pierna y le di lo mas fuerte que pude en las cotillas. Conseguí soltar un poco su agarre pero era inútil, era mucho mas fuerte.
Lo mire con todo el odio que pude y el tan solo me respondió con una perversa sonrisa.
¿Realmente moriría aquí?
-No sabes por cuanto tiempo te espere, Angelique...
Ya no tenia aire, mis parpados se estaban cerrando. Mire al rededor por ultima vez, en busca de algún salvador o algún milagro. Tan solo pude ver su mano libre, tenia un espejo de plata el cual se acercaba a mi cabeza.
Como si el tiempo se hubiese detenido por un instante, logre ver una mujer mayor en aquel espejo.
Vaya, así que así se siente morir.
Le di una última sonrisa al tipo y me deje llevar por las tinieblas de las oscuridad.
Al fin sentí paz.
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QUEEN MARY
Mystery / ThrillerCaroline es una mucama en el lujoso Queen Mary, un antiguo Transatlántico que ahora es un hotel lleno de historias paranormales gracias a sus incontables muertes sin explicación. Un día, cuando estaba en la temida habitación 217 es asesinada por un...