El Hambre se apoderó de mi, intenté dormir pero me era inevitable, la necesidad de sangre me obligó a levantarme de mi cama.
Salí a las oscuras y frías calles de Londres, diría que hasta son escalofriantes pero no soy una persona que puede llegar a sentir miedo, de hecho yo hago que los demás tengan miedo.
Es bastante difícil encontrar una presa a esta hora pero afortunadamente siempre hay alguien que se retrasa en su trabajo, tiene que salir de urgencia o simplemente salen a pasear en las noches. Gracias a ellos yo no muero de hambre.
Estuve dos horas buscando a alguien hasta que vi una joven caminando entre la niebla, parecía asustada ya que iba rápido, comencé a seguirla y al parecer se percató de eso ya que se dio vuelta pero gracias a mi agilidad logré esconderme antes de que me vea.
Caminaba sigilosamente tras ella hasta que decidí tocarle el hombro ya que no me gusta atacar a traición, la joven se tensó al sentir mi mano y lentamente se dio vuelta, creí que se pondría a llorar y suplicaría por su vida pero me equivoqué. Ella se abalanzó hacia mi sin darme chance a reaccionar, me había quedado quieto al ver sus ojos totalmente negros, al parecer yo no era el único que tuvo Hambre está noche.