-Leo, hijo, ya llegamos, sal del auto ahora hijo
Una voz me hablaba de una forma enojada, me levanté sin decir ni una palabra, tomé mi maleta y bajé del auto al mismo tiempo que azotaba la puerta del coche
-En serio fue necesario traerme a este lugar?- Les resongue a mis padres por una última vez en este largo verano
-Tu nos obligaste, no estaríamos aquí si no hubieras causado todo un desastre con el auto del vecino!
Recibí un fuerte grito junto con un sape de mi padre y mi madre se limitó a quedarse callada Supongo que tiene razón, lo merecía pero no era necesario aislarme de mis vacaciones y mandarme a un internado
-Es por tu bien Leo, por favor no lo compliques- Me habló mi madre un tanto triste ya que yo soy quien más está con ella
-Esta bien... Solamente no me olviden aquí- Me dirigí a la puerta de la gran mansión y entre por ella, mis padres dieron la vuelta y se fueronDentro de la mansión me dirigí a lo que parecía el salón principal, era inmenso, aunque para la cantidad de gente que hay es aceptable, un señor medio viejo canoso, con unas cuantas arrugas alto y delgado entro por una puerta
-Bienvenidos jóvenes, sientense por favor- Nos indicó y todos nos sentamos en el primer lugar que vimos, nadie conocía a nadie, eso hacia el ambiente mucho más incómodo
-Las reglas aquí son fáciles, que nadie se escape, que los hombres no vayan al piso de las señoritas y que las señoritas no vayan al de los hombres, quien no siga una indicación mía serán severamente castigados. Pueden retirarse a sus habitaciones, en su ficha sale su número, en las habitaciones estarán sus uniformes- Así como llegó el viejo, se fue y todos salimos al segundo y tercer piso a nuestros cuartos, abrí mi puerta y pude ver que hay una litera, es un poco mas grande que una normal, como no habia llegado nadie agarré el lugar de abajo y puse mi maleta encima de la cama y decidí tomarme una pequeña siesta, aún estaba muy enojado por esta estupidez de mis padres.Desperté a lo que al parecer fueron 40 minutos y había alguien arriba de mí, al parecer también estaba durmiendo, abrí el ropero del cuarto y había un uniforme gris muy muerto -Pero que...- Noté que solo hay shorts y no pantalones, lo peor de todo es que se tiene que usar con calcetines abajo de la rodilla -Esto si que es raro- Tome el uniforme y me empecé a desvestir quedando solo en ropa interior y sentí una mirada sobre mí, solo me limité a vestirme y a volver a acostarme, cuando de nuevo estaba cerrando los ojos el chico de arriba se asomó, tenía un rostro tierno, tiene un cabello ondulado, pareciera que tiene todas las olas del mar en su cabello, unos ojos amielados, es de una complexión un poco robusta, sus lentes lo hacen ver tierno
-Hola! Soy Erick, al parecer estaremos en la misma habitación juntos- Me sonrió y saludó mientras bajó de su cama a la mía y se sentó
-Soy Leo, un gusto- Le di una sonrisa falsa ya que no estaba muy feliz de estar en este lugar sin embargo un poco de distracción con alguien no seria una mala idea
-Por que te mandaron a venir aquí a ti?- Me preguntó un poco curioso y mirandome directo a los ojos
-Tuve unos problemas con un vecino, fuertes problemas- Recordé todo el desastre que armé por un insulto que recibí de él -Terminamos peleando y destroce el auto de su padre, y tu?
-Bueno... Tu historia es mas interesante que la mía, a mi mis padres me trajeron porque se irían de viaje y no encontraron otro lugar dónde botarme- Se rió y sacó una paleta de su pantalón, la abrió con mucha delicadeza y empezó a comersela de una forma un tanto peculiar
-Si... Digamos que siempre ha sido toda una historia mi vida- Me reí recordando cada broma y travesura que he echo, Erick se levantó y fue al mismo ropero a sacar su ropa, descaradamente empezó a desvestirse enfrente de mí dándome la espalda, al verlo practicamente desnudo pude notar que no tiene el mejor cuerpo del mundo ya que se le notan unos cuantos rollitos en su estómago pero eso no quitaba que tuviera un buen trasero y unas lindas piernas, además tiene una cara tierna, tal vez por eso se me hace guapo y lindo, disfruté haber visto como Erick se cambiaba de ropa.Salimos los dos de la habitación sin hablar al respecto de lo recien ocurrido y fuimos al comedor, donde las mujeres estaban llegando igual, nos sentamos de frente a la mesa de las mujeres Vaya que son grandes las mesas como para necesitar una sola para todas las mujeres y otra para hombres, me senté al lado de Erick ya que era al único que conozco y le hablo, empezamos a comer el plato de ensalada que nos dieron junto a un pedazo de carne de quien sabe que cosa sea pero parece aún viva -Oye, quieres mi carne Erick? Te la cambio por tu arroz- Noté que se deboró el trozo de carne en un santiamén, es un buen trueque
-Esta bien- Me respondió con la boca un poco llena y sonriendo me pasó su parte de arroz y tomó mi carne pásandola a su plato y comiéndosela un poco mas lento mientras que yo comía la ensalada
-Oye... Por que no podemos convivir con las niñas?- Le pregunté a Erick sin embargo me respondió un tipo que tenía al lado
-Nadie sabe eso, pero está estrictamente prohibido hacerlo y nadie se atreve- Me contestó y lo voltee a ver
-Es una lástima, hay chicas muy lindas aquí- Voltee hacia la mesa de las mujeres y me quede viendo a una chica que tenía enfrente, era muy linda, bonita y tierna, cuando ella volteó hacia nuestra mesa y me miró voltee rápido hacia a Erick y por mera reacción puse mi mano en su pierna, me sonroje mucho por lo que había echo Ahora a ver que tan mal lo toma Pensé y esperé alguna respuesta de su parte, solo recibí una sonrisa y una caricia con su mano a la mía, quite mi mano de encima y seguí comiendo naturalmente intentando no pensar demasiado en eso y por ratos miraba a aquella chica linda de enfrente Que hermoso cabello, y esos finos ojos que parecen echos con el mejor cristal que existe, unos labios más hermosos y encantadores que los de la mismísima Afrodita, una sonrisa que bien podría morir por ella, además sus lentes la hacen ver más linda terminamos todos de comer y nos mandaron al patio a hacer lo que parece nuestra rutina de labores diaria, no encontré a Erick ni a esa chica en casi todo el día, pasé al baño a hacer mis necesidades y cuando terminé sentí una mano pasar por mi espalda baja, voltee y era Erick, solamente sonreí al verlo y pasamos al lavamanos -Ha sido un día cansado no?
-Y que lo digas... Oye, no quiero ser imprudente pero... Que te parece si nos conocemos más cuando termine el día- Me sonrió de una forma un poco obvia en cuanto a sus intenciones mientras se secaba las manos
-No es mala idea- Me limite a dar una simple sonrisa ya que no estoy acostumbrado a estas cosas espontáneas pero no lo rechazaría, el es lindo, sin embargo... Ella es muchisimo mas hermosa, salimos del baño y seguimos con nuestras labores, ya esperaba que terminara el día y poder desestresarme un rato.