Capítulo 1

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Era una mañana soleada de verano, tumbada en mi cama ya oía el barullo de la gente por mi ventana. Entraba un viento caluroso que inundaba toda mi habitación, tenía calor hasta con el pijama de verano.

Me incorporé poniéndome mis chanclas rosadas mientras elegía mi vestimenta de hoy. ¿Qué día era? ¡Viernes! Lo estaba deseando. Al final me puse mis pantalones vaqueros rotos, un top blanco con infinidad de letras negras y mis convers blancas.

Me dirigí a la cocina con los pelos revueltos, me preparé mi café con leche y me senté en mi sofá observando el gentío que atravesaba las calles más rápido de lo normal con maletas de trabajo, etc. Yo tenía suerte, hoy no me tocaba trabajar, ¡gracias a Dios!, estaba agotada.

De repente sonó mi móvil, era Led, madre mía, ¿qué quería a estas horas de la mañana? Con mucho esfuerzo conseguí llegar al teléfono y darle al gran botón verde y dije con voz cansada:

- ¿Qué quieres hermano? Tú me quieres matar de cansancio ehhh – dije riéndome. La verdad es que me encantaba que me llamase, es la persona que más quiero y siempre consigue alegrarme el día.

- ¿Qué tal has dormido hermanita? – dijo con la voz más dulce del mundo – Me preocupo por ti, aunque sé que eres un trasto – dijo riéndose como un niño pequeño, mientras yo me intentaba contener la risa, pero era imposible, Led siempre lo conseguía.

- ¿Yo? Bien... como siempre – dije con la voz entrecortada y cansada.

- ¿Bien? Paith te conozco demasiado para saber que ahora lo único que no estás es bien, así que CUENTA – dijo él alzando la voz, pero amablemente.

- Nada, en serio, solo son demasiados pensamientos, problemas y preguntas que no me dejan dormir, ya se me pasará – dije no muy convencida.

- Paith quiero ayudarte... - pero antes de que pudiera terminar la frase le corté.

- No puedes Led – dije seca y fría.

- Yo creo... que sí y lo haré, digas lo que digas – dijo convencido mientras se le oía respirar.

- No creo... - dije otra vez fría – te echo de menos – susurré.

- Te he oído hermanita, yo también te echo de menos, muchísimo, no sé cuándo volveré de España, pero te aseguro que dentro de poco – estaba feliz, se le notaba en la voz.

- Eso suena genial, necesito abrazarte Led, necesito volver a oler tu perfume – dije melancólica.

- Lo harás, te lo aseguro – Me imaginaba su gran sonrisa ocupando toda su cara en ese momento.

-Bueno, no te molesto más hermano, que tengas un buen día – dije triste.

- Jooooo, ¿ya? Okok – dijo volviendo a sacarme una sonrisa – Adiós hermanita, te llamo esta tarde, ¡te quiero! – dijo haciendo sonidos de besos.

- Yo también Led, muchísimo – dije colgando.

Necesitaba llenar mi cabeza de cosas que hacer, así no pensaría en ... bueno ... mejor da igual, cuanto antes lo olvide, mejor.

Me lavé los dientes con rapidez, me cepillé el pelo, cogí el bolso, las llaves y mi móvil y salí del apartamento lo más rápido que pude.

Las calles de Roma cada día me sorprendían más, aun habiendo infinidad de personas hablando, comiendo, andando, se respiraba paz por cada esquina de la ciudad. Conseguí llegar a mi destino, el famoso "Parco Centrale del Lago", es precioso, es uno de los mejores parques de Roma.

Este parque es uno de mis preferidos por la tranquilidad y paz que inunda toda esa gran naturaleza verde, mientras oyes los pájaros cantar puedes relajarte y leer un libro, algo que amo, todos los viernes me siento en un banco de este parque a leer mi libro favorito: "L'amica geniale".

Toda la mañana estuve con aquel libro, como si me hubiese hundido en una profunda historia de la que yo era un personaje más, que observaba, pero no hacía nada. Cada letra, cada palabra, cada página, me la devoraba en cuestión de segundos, así el tiempo se me pasó volando cuando vi que eran más de la 1 de la tarde. Guardé rápidamente el libro en mi bolso y me dirigí a mi pizzería favorita de toda Roma "Pizza Zizza Caffetteria Birreria Desserteria".

Cuando llegué había mucha gente, como de costumbre, así que me senté y esperé mientras seguía leyendo aquel libro, totalmente me estaba volviendo adicta a ese libro al no saber lo que pasaría después, al quedarme por una página cualquiera sin saber el final o algún acontecimiento que me impactase.

Cuando quedaba poca gente me levanté y pedí la pizza que más me enamora, la margarita, se me hacía la boca agua incluso teniéndola en mis manos. Me volví a sentar en mi asiento inicial y saboreé la pizza como si nunca lo hubiese hecho antes, estaba riquísima, los sabores eran espectaculares y la masa fina como una hoja de papel, ¡DELICIOSA!

Así pasé el medio día, comiendo, como es de costumbre, aproximadamente hasta las 4 de la tarde, después le pagué lo debido al camarero y me dirigí otra vez para mi apartamento.

Las calles estaban tranquilas, muy tranquilas, más de lo normal y por un momento pensaba que me estaban observando, me sentía como si millones de personas estuviesen en mi hombro observando cada paso, cada movimiento, cada gesto que hacía. Pero me giraba y no había absolutamente nadie, NADIE, así que decidí que eran imaginaciones mías y aceleré el paso.

Por fin llegué a mi apartamento, solitario, como siempre, la verdad es que me apetecía muchísimo un compañero de piso. Subí las escaleras hasta llegar a mi cuarto, me senté en la cama y me quité todos los trastos que llevaba encima, estaba completamente agotada. Cuando me quité la ropa y me puse cómoda bajé al salón a ver la televisión.

Cada escalón que bajaba me parecía peligroso, me sentía como ajena en mi propia casa. Conseguí llegar al sofá, más sofocada de lo normal e intenté relajarme, pero me sentía extraña, como si estuviese en tensión o guardia por algo. De repente se me hiela la sangre, alguien o algo me estaba tocando el hombro, con todas mis fuerzas me di la vuelta y para mi sorpresa ¡ERA LED! Al principio no sabía si acercarme a abrazarle, darle una torta por haberme asustado así o simplemente caerme al suelo y relajarme.

- ¡Hermanitaaaa! ¿Cómo tú por aquí? – dijo sarcástico y a punto de partirse de la risa.

- Led te juro que como te coja te uff... ¡ME HAS ASUSTADO! – dije intentando mantener la calma para no pegarle.

- UPSSS, lo siento Paith es que la verdad quería sorprenderte y... - pero antes de que siguiese hablando me abracé a él como nunca antes lo había hecho. La sensación me invadió por completo, era super agradable y super blandito, aunque tenía mejor cuerpo que yo, las cosas como son. No quería separarme de él y él menos de mí, pero cogí fuerzas y le empujé contra el sofá empezando a hacerle cosquillas como cuando éramos pequeños, pero para mi sorpresa él era más fuerte que yo (ironía), y consiguió darme la vuelta y hacerme él cosquillas, la verdad me encantó.

- Esa es la sonrisa que quiero ver siempre en tu boca hermanita – dijo él con una sonrisa más grande todavía.

- Lo sé Led, y eso intento lo sabes perfectamente, pero no siempre puede ser así – dije levantándome del sofá dirigiéndome a la cocina para prepararle una taza de café.

- Paith no hace falta que me prepares nada – dijo intentándo cortarme el paso, pero no lo consiguió, soy más bajita que él, soy como un ratón intentando pasar por la puerta enorme, siempre consigo pasar.

- Sí, sí hace falta, y ahora que lo pienso ¿POR QUÉ ESTÁS AQUÍ? – dije pensativa y sorprendida por no haberle hecho la pregunta antes.

-Ahhhh, SORPRESA - dijo haciendo como que se cerraba la cremallera de su boca.


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⏰ Last updated: Mar 17, 2019 ⏰

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