Prologo

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Nunca supe que es amar, hasta que ella apareció.

Fue como un huracán, que arrasó con todas las barreras que tenía, pero como era un Huracán al desaparecer todo quedó destrozado.

Nunca estuve tan apegado a una chica que con la mínima separación ya la extrañaba. Las mujeres eran de una noche y nada más, sin embargo las noches con ella eran mi adicción y si un adicto no consume su adicción, es muy probable que enloquezca.

Mi adicción mi dulce adicción. Mi Naomí.

Pero había algo que yo no sabía y era del insensante dolor que mi Naomí sufría, que lo oculto por mí bien y sin embargo yo la hice sufrir.

Ella tenía cáncer cerebral, también su cuerpo se paralizaba y su corazón se detenía, para evitar eso debía ponerce una inyección antes de que se paralizara.

Ella fue, es y será la primera y única mujer a la que ame.

Mi primer amor. Una vez en la vida.

Son recuerdos que quedan grabados para siempre y difíciles de borrar.

—No quiero vivir sin ti— dije mirando una foto de Naomí sonriendo con su bella sonrisa de siempre. Mientras que yo tenía los ojos empapados de lágrimas

—Max... — juraría que escuche una voz detrás de mí —Max...— sentí una mano posarse en mi hombro y al darme vuelta no podía creer lo que veía. Mis ojos se inundadoron de lágrimas, no lo podía creer, las ganas y necesidad de abrazarla me llenaron todo el cuerpo era ella, y estaba de vuelta. Era mí...

— ¡Naomí! — dije para abalanzarme sobre ella y abrazarla.

No me olvides Donde viven las historias. Descúbrelo ahora