Capítulo 4

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Esa noche no había podido pegar un solo ojo.

Esa mujer me había dado insomnio, simplemente con un beso en la mejilla y un par de palabras.

El timbre de mi departamento comenzó a sonar, e inmediatamente una sonrisa se me dibujo en el rostro, ya sabía quién era.

— Naomí ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en la universidad?

— ¿En serio Max? ¿Universidad? Un sábado — y fue ahí cuando caí en cuestión de que si era sábado. Que idiota fuí.

— Entonces ¿Por que me dijiste eso ayer?

— Porque tú no parecidas querer irte y fué lo primero que se me ocurrió. Simple

— Vale, pero ¿por qué estás aquí?

— Pues te lo debo, piensa que es tu pagó, por lo de ayer. Haré todas tus comidas de hoy.

— oye sobre eso...

— Estoy bien Max, tranquilo

— ¿Segura?

— Totalmente — aún que ella diga que lo este yo no estaba tan seguro de ello, sin embargo confiaría en ella. ¿Por qué dudaría?

— Muy bien, entonces ¿que harás de desayuno? — le pregunté mientras me hacía a un lado para dejarla pasar.

— ¿Te gustan lo waffles? — ella se dió vuelta y me miró. Yo asentí con la cabeza.

Un rato después estábamos comiendo. Y ella vió la guitarra.

—¿Te gusta tocar? — Preguntó

— Si, ayuda a relajarme, y también suelo componer canciones.

De la nada ella sacó otro tema.

— El próximo finde semana, tengo una pelea, compito por el título. ¿Quisieras ir a verme?

— ¿Tú? ¿Peleando? — Estaba sorprendido, es que ella es muy pequeñita o bueno, yo soy muy alto.

— ¿Te gustaría ir? — volvió a preguntar.

— Claro, tengo muchas ganas de verte pelear. — Cuando termine de hablar una bella sonrisa se dibujó en su rostro.

Habíamos terminado de comer y la ayude a lavar lo platos otra vez.

Luego de eso, ella me preguntó, si tenía video juegos y mi respuesta fué un sí.
No me esperaba que ella jugará tan bien, ya que en cada partida me terminaba matando.

— Bueno hasta aquí — dije cansado. — ahora seremos un equipo.

— Está bien, ¡Perdedor! — dijo burlándose de mí, "jaja muy graciosa".

Habíamos pasado toda la mañana así. Hasta que llegó la hora del almuerzo.

— Muy bien cocinera, ¿Que vas a cocinar? — ella dejó de jugar y me miró dubitativa mente.

— Pues... — lo pensó bien — un rico Terri de arroz.

— Espera ¿Un qué? — que mierda es un Terri, no entiendo ni un choto!!

— Un guiso, zoquete. — dijo mientras reía.

— Oye que yo no soy ningún zoquete.

— No, no, no lo tomes a mal, no te lo digo como insulto, zoquete lo uso más para decirle a un amigo que le tengo confianza y cariño — ¡Auch! Eso me molestó algo, no se bien que parte, pero me molestó.

— No me gusta el guiso de arroz has otra cosa. — le dije algo molesto.

— Pues que pena, porque igual lo comerás.

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