¿Alguna vez te has sentado en la ducha, dejando resbalar el agua sobre tu cabeza?
¿Alguna vez has sentido que ese agua te agobia, pero que a la vez te hace sentir protegida?
Cierras los ojos, pero no escuchas el agua en su plenitud.
El agua tapona un poco tus oídos, y hace que tan solo oigas un poco las miles de gotas repicar en el suelo.
Las gotas son fuertes, su constante choque contra el suelo llegar a dar miedo. Todas ellas unidas lo dan. No como yo.