Parte Única

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Izuku estaba más que seguro de que había marcado un nuevo récord de velocidad, ni aquella vez que Kacchan lo había perseguido para quitarle la vida había corrido así de rápido.

Su corazón latía a mil, sus pulmones hacían lo que podían para extraer el aire del exterior, su traje se sentía asquerosamente húmedo y símplemente sus piernas ya nos las sentía.

A pesar de la terrible necesidad de desmayarse ahí mismo, en la entrada de la agencia de héroes Endeavor, se obligo a si mismo, a sus piernas y órganos que no dejarán de funcionar aún, necesitaba llegar donde Todoroki.

Les pidió perdon internamente y como pudo camino a paso acelerado si detenerse a devolver el saludo que le dedicaban algunos de sus compañeros. Lo sentia, pero llevaba prisa.

Las puertas del elevador, las dos únicas puertas de elevador se encontraban cerradas. Y no, el no pensaba subir las malditas escaleras, eran cuatro pisos y dos pasillos para llegar a la enfermería. Moriría antes de que pudiera llegar al segundo piso.

Así que que con impaciencia espero a su volvieran a abrise, fueron los dos minutos más largos de toda su vida. Casi se arranca el cabello del estrés.

Una vez las perras se abrieron se apresuró a poner pie dentro y presionar el botón hacia su piso, para su suerte no más tomo el elevador así que seria más rápido.

Uno.

Dos.

Tres.

¡Cuatro! Había llegado.

Ahora que se ponía a analizar, la enfermería no debería encontrarse tan arriba. ¿Que había pensado Enji Todoroki cuando planificó este edificio?. En su opinión -y estaba seguro de que muchos otros estarían de acuerdo con el- hubiera sido mejor que estuviera en el primer piso, cerca de la entrada o máximo, el en el segundo.

Talvez debería proponérselo a Enji, claro, en una carta anónima de manera que no reconociera su letra fea. Talvez en la preparatoria habia parecido un completo suicida pero no, el apreciaba su vida.

Hizo volar cualquier pensamiento sobre edificación o cualquier otra cosa al estar delante de la puerta blanca de la enfermería.

Tocó dos veces. Una voz femenina le invito a pasar y después de pedir permiso entró. Kyoko se encontraba sentada cerca del escritorio, en sus manos sostenía un libro que parecía muy interesante al no quitarle ojo aun cuando alguien  había entrado a la habitación .

Iba a llame su atención pero entonces sus ojos capataron una cabellera bicolor, Todoroki descansaba sobre la camilla blanca a pocos cetimetros de Kyoko. Sus mejillas estaban encendidas, su rostro era pacífico y su respiración calmada.

Sus piernas estaban cubiertas con una manta blanca.

— ¡Izuku!—grito la joven adulta de hermoso ojos avellana, al parecer al fin se había percatado de que se encontraba ahí.

— Buenas tardes Kyoko—saludo obligándose a despegar sus ojos de su amigo dormido para fijar sus ojos en la chica.

— Vi Votos de Amor, te diré que odie a la chica, mucho pero...admito que me fascinó el final. ¡Nunca pensé que me pudiera gustar tanto!—exclamó juntado sus manos y admirando a la nada acompañada de un suspiro— Tenias toda la razón, no todas las historias de amor son tan lacras.

Matsuda Kyoko, después de Inko, Recovery Girl y su querida Uraraka era la cuarta mujer que más paciencia le tenía y que más le había cuidado. No sólo era su enfermera, se había vuelto algo así como si Ángel guardián. Lo cuidaba cada vez que cometía alguna  estupidez y terminaba en hospital, con casi todos los huesos rostos.

Cuidar | BnHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora