Capítulo 3;

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Después de ese baño y llorar. Salí con mi sonrisa, y la mascara del "todo esta bien", nadie sospechaba de mi sufrir. Y así lo dejaba, solo yo sabía de el.

Entre a casa y fui a ver a mis hermanos, ellos dormían plácidamente, quisiera ser como ellos, sin preocupaciones, que no saben si hay o no que comer... Pero ellos me daban la motivación para seguir luchando. Los tape bien, busqué a Setsuna y ella no estaba.

En ocasiones ella desaparecía por ratos. No quise entrometerme en su vida personal. Aveces oía voces, al ir acercarme a donde se oía veía como discutía con un chico que venía a verla algo cerca de casa.

Me acosté un momento en la cama de ella, y al hacerlo, una especie de bolsa o algo parecido hizo ruido, estaba debajo de la manta.

Volteó para ver si ella aún no regresaba, un poco nerviosa, alzo lentamente la manta y lo primero que veo es una bolsa del supermercado con ¿dinero?.
Eran muchos billetes, me quede sorprendida, ya que yo sólo ganaba monedas. Y muy pocas veces conocí un billete.

No entendía porque ocultaba el dinero, con ese dinero podríamos comer mucho mejor. Pensé que tal vez, lo este guardando para su bebé, trate de aceptar el hecho.

- ¿ que diablos haces en mi cama?_ Setsuna grito, lo cual hizo exaltarme, volteada lentamente con mi mano, ordeno un poco donde estaba el dinero.

- nada, solo descansaba._ mentí un poco, eso me hizo sentir mal, mi voz tembló un poco.

- quitate, esa cama es mía y nadie tiene porque estar en ella. No tengo la culpa que las camas no alcanzaran.
Odiaba cuando su humor cambiaba, de ser cariñosa pasaba a ser mala.

Nosotros solo teníamos dos camas, una para los pequeños y otra para ella... ¿ donde quedo yo? Aveces me acurrucaba al lado de los niños, o de plano dormía en el piso. En mi vida, siempre tengo que acostumbrarme a las adversidades.

No sabía que hacer, sabía que cuando ella se enoja, aveces me pegaba.

- no grites los despertaras._  sugerí debido al tono alto de su voz.

- a mi no me dirás lo que tengo que hacer, suficiente aguanto esta vida pobre. En vez de estar estorbando largate a buscar trabajo y trae  suficiente dinero que la miseria que traes no alcanza ni para un chicle._ su enojo era muy evidente. Hasta olvidó el hecho que ya tengo trabajo.

Que mas quisiera yo poder ganar mucho dinero, así nadie carecería comida, pero lamentablemente mi realidad es otra. Lo que dijo me hizo enojar, yo me esforzaba mucho, así que.

- con el dinero que tienes ahí, nos alcanzarí..._  exclame enojada, pero después me arrepentí debido a que  su gesto cambio de susto a furioso, se acercó a mi rápidamente y me golpeo.

- maldita escuincla que tienes que estar buscando donde no debes. Para que se te quite lo metiche, no dormiras dentro de casa.

A empujones me saco.- no, Setsuna, abree!!_ golpeaba la puerta de tablas.

No comprendía por qué, estaba así.

Setsuna.

Endymion me tenía harta, no quería hacerse cargó del bebé. No es que yo deseaba tener un estorbo, pero pensé que así podía convencerlo que se haga cargo de nosotros y me saque de este mugriente cuchitril.
Odio vivir en la miseria, pero mas a Serena, desde que llegó me arrebato el amor de Berjerite. Me olvido, para hacerse cargo exclusivamente de ella.

Por eso le dejo la carga a ella de trabajar, lastima que aún es pequeña y no gana lo suficiente. Así que yo a veces robaba, o seducía hombres para quitarles su dinero, y era solo para mi.
Comía lejos de casa si, no los mocosos me pedirán.
Pensaba que si la mugrosa sigue sin conseguir un  buen trabajo, tal vez la ponga a vender su cuerpo, se que virgen valen más, conozco de un lugar donde explotan a las niñas. Tal vez pronto lo haga
..

Mi Pequeña Valiente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora