Capítulo 1

5.3K 58 0
                                    

Te vigilo

Estuve vigilándola desde hace dos horas y catorce minutos, o al menos eso es lo que indica mi reloj. La observo desde mi oficina. La punta de mi lapicera repiquetea tres veces exactas sobre el cuaderno de tapa blanca. Me coloco mis guantes negros y abro el cajón izquierdo de la mesa con cuidado de no desordenar nada. Todos los lápices están ordenados según la gama cromática.

Ella está corrigiendo una tarea que le mandé. Grafitea con lapicera algunas hojas. Agarro una del montón y empiezo a escribir.

"Si, esto es para ti. Eres esa persona a la que me encanta observar.

Me encanta que tu desorden condicione el tiempo. Mi tiempo.

Un minutero no alcanza para contar mis parpadeos, ni el ritmo en el que mi frío corazón late.

Te escribo porque soy demente, pero no soy tan demente como para amarte tan en secreto.

Cuento todo, pero perdí el tiempo desde las dos horas y catorce minutos.

Observo las carpetas y hojas desordenadas en tu escritorio y aún no sé cuándo te convertiste en mi pequeña obsesión.

Te descubrí cuando te mirabas en el espejo.

Desde ese día, supe que mi percepción es muy distinta a la tuya. "

Paro de escribir cuando escucho dos golpes en la puerta. No está bien, son cuatro golpes.

Cuatro golpes, ni más, ni menos. Necesito que sean cuatro golpes.

—Pase —Y veo su figura cruzar el umbral

—Disculpe la molestia, pero tengo alguna duda con respecto a mis tareas asignadas.

Paso un tiempo explicándole y respondiéndole sus dudas.

Cuando me quedo en la intranquilidad con mi peor enemiga, mi mente, me dedico a pensar. No soporto que en mi mente haya tantas ideas.

No lo soporto.

¿Ya es hora de dar el primer paso? ¿No?

Tengo que aprovechar mis talentos para conquistarla ¿Pero cuáles?

¿Mi trabajo? ¿Soy capaz de hacerlo? No, No. No. No. No.

Cinco veces no, o eso creo.

Lo haré. Si, necesito hacerlo.

No sé.

Me levanto y me siento dos veces.

Me acomodo mi pelo corto hacia atrás.

Plancho con mis manos mi vestido blanco, preparándome para hacer lo que me juré no hacer.

Ahora mi pregunta crucial: ¿Por qué me aceptará? ¿Por lo que represento o por lo que soy?

Rechazarme por lo que no soy también es válido.

— Sofía, tengo algo que decirte.

— ¿Es por algo del trabajo?, lo lamento, no quise hac...

—No es por eso —La corto—Ya no puedo vigilarte.

Vigilándote [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora