Capítulo 30

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Son las ocho y cincuenta y cinco

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Son las ocho y cincuenta y cinco. Todo debe ser exacto. Observo el teléfono que está arriba de mi escritorio. Mis dedos están ansiosos por marcar, pero esperé meses, puedo esperar seis minutos más.

Todo está en silencio, hasta las nueve y un minuto. Mis dedos empiezan a marcar su número. Me pongo el teléfono en el oído cuando empieza a llamar.

—¿Hola?—suena desconcertada.

—Hola, amor.— Ahora así la llamo.

—¿Por qué llamas a esta hora?

—¿Me vas a obedecer?— Pregunto en tono sugerente.

—Siempre.

—Abre la cortina.—Ella la abre. Su oficina no tiene un gran ventanal. Sin embargo, tiene una ventana mediana desde la cual se puede ver su escritorio.

Desde la ventana me mira expectante.

>>—¿Viste todos esos papeles que están arriba de la mesa?—No me contesta, la línea está muda—¿Los viste?

—Sí.

—Tíralos.

—Per...—Quiere discrepar.

—Ya.—Le ordeno.

Tira todos los papeles y documentos sobre la mesa. Lo veo y es relajante escuchar el ruido de papeles caer.

>>—Ahora acuéstate sobre la mesa.—Ella se acuesta, tal como yo lo digo.—¿Estás cómoda? No me contestes, es una pregunta retórica.—Suspiro—En fin, amor... ¿Sabes que me agrada el vibrador, no? Pero hoy se me antoja otra cosa.

—¿Qué cosa?—Dudosa, me gusta.

—Tócate—Ordeno.

—¿Cómo?

—Pasa las manos por tus tetas—Lanza un gemido ahogado. Obedece, haciendo círculos con sus pulgares.

>>—Me gustaría que deslices tus manos por tu abdomen hasta llegar a tus caderas—Observo cómo lo hace—Bien, ahora aprieta suavemente los huesos que te sobresalen de la cadera—Mis ojos están fijos sobre la ventana—Eres una buena chica.

—¡No soy un perro!—Protesta, siempre va a tener ese carácter.

—¿Puedes incorporarte un poco para tocarte donde empiezan tus pies? Hazlo, no me contestes.

>>—Bien, ahora desliza tus manos por tus piernas hasta acostarte nuevamente. Mírame—Sus ojos conectan con los míos— Chúpate dos dedos—Lo hace con el dedo índice y medio—Pásatelos por tu cuerpo hasta llegar a tu vagina.

—Mmm—Gime.

—Estoy segura de que estás imaginando que te estoy chupando.

—Sí—Contesta.

—Cierra los ojos y métete los dedos de manera que otro pueda tocar tu clítoris—Al realizar la acción, arquea la columna—Me encanta cómo hace tu cuerpo. Te imagino así, pero arqueda sobre mi.

—Mmm.

—¿Te excita que te hable así?

—Mmm...Si.

Suelto una risa pequeña, parecida a un bufido. Parece que no sabe otra cosa que decir "Mmm"

—Monta tus dedos— Sus gemidos van incrementando— Me encanta cómo rebota tu culo. Te imagino sobre el colchón— oigo su respiración agitada por el teléfono y cada vez más excitada y cerca del orgasmo—Veo que encontraste tu clítoris. Me encanta la intensidad de tu mirada, pero mira el techo, dura el mayor tiempo posible y piérdete.

Acto seguido, corto.

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