El sueño de una noche [STony]

UNA NOCHE DE COPAS

Un martini seco.
Una copa de champagne.
Un par de margaritas.
E innumerables vasos de whisky.

Era esa la cantidad de alcohol que aproximadamente contenía el organismo del atractivo y adinerado “Sr. Stark”

Chicas luciendo espectaculares vestidos entallados, fascinando a los caballeros con sus escandalosos escotes. Intentaban atraer aunque fuera sólo por un minuto la mirada del multimillonario, para conquistarlo y llevarlo a la cama más próxima.
Más de una de las asistentes se había visualizado casada con Tony Stark resolviendo así el resto de sus vidas. Daba lo mismo si era consiguiendo ser su esposa o ganando una demanda por abandono de hogar.

Qué irónica se portaría la vida.

Comenzando con el hecho de que el buen Tony no estaba ni mínimamente interesado en todas esas mujeres, sino más bien en el rubio, atlético y jodidamente sexy mesero que le había estado atendiendo.

-Creo que ha sido demasiado alcohol por una noche – susurró Bruce Banner en el oído de su mejor amigo.

-¡Bah! Ni siquiera he comenzado – alegó Stark. – Vamos Bruce, no todos los días se cumplen 35 años.

-…Dices lo mismo cada año, Tony.

-¡Pues deberías estar acostumbrado! Además… -Tony tomó a su amigo y lo acercó un poco más, casi al punto de rosar sus mejillas con las del otro. -Esta noche, no volveré solo a casa.

Banner titubeó.

-Oh Tony… yo… sabes que eres mi mejor amigo… pero…

Tony lo miró con curiosidad. ¿A caso su amigo pensaba que estaba coqueteando con él? El sudor en la frente de Banner lo convenció de que así era. Stark rodó los ojos.

-Eres un idiota, Banner. Hablo de él - Tony puso su mano sobre el cabello rizado de Bruce y giró su cabeza en la dirección que se ubicaba el chico rubio arreglando sus bebidas sobre una charola de corcho.

-Oh… entiendo.

-Así que será mejor que llames a tu chófer, porque planeo ocuparme toda la noche.

-Pero...¿Crees que lo acepté?

-¿De qué hablas? Alguna vez alguien se ha negado a Tony Multimillonario, empresario ardiente Stark?

-Pues no, lo que digo es… mira, no creo que pase de los 25, seguramente aún está en la universidad.
-Así es, no le vendría mal una de mis…becas …

Los minutos pasaron y junto con ellos un nuevo desfile de cócteles y tragos.

-Dime niño, ¿A qué hora termina tu turno?
-Si continúa bebiendo así, me temo que por la mañana, Sr. Stark. – contestó el ojiazul.

-Ya veo… así que… sí me detengo ahora y te pido que me acompañes a mi hotel ¿Lo harías?

-Creo que ha bebido demasiado, Sr. Sí gusta puedo llamar a un taxi que lo lleve hasta allá.

-Hmmm no, no quiero un taxi, te quiero a ti, en mi cama, ahora.

Un ligero color rojo apareció en las mejillas del rubio, tal vez en otro momento no se habría negado a la invitación, pero estaba en horas laborales y por mucho que pudiera disfrutar el estar con aquel sujeto, seguramente no valdría lo suficiente para pagar el alquiler de su pequeño departamento. Necesitaba terminar su horario y regresar a casa a tiempo para dejar lista su tarea de matemáticas.

-Lo siento Sr. Stark, mañana tengo un examen muy importante.

-Querido, si vienes conmigo no habrá problema, puedo hablar con tu profesor, aprobarías la materia con honores. Claro, eso sería en base a tu… -el castaño se detuvo para visualizar el cuerpo de su presa. Pecho amplio, cintura estrecha pero no demasiado, las piernas muy seguramente estaban bien cinceladas y a juzgar por el tímido bulto entre sus piernas, el miembro de aquel chico era digno de un Dios. Tragó saliva cuando pensó en todas las posibilidades – En base a tu desempeño. Hay 500 dólares en mi bolsillo, son tuyos. Es lo que planeaba darte como propina, pero si me acompañas. Al final de la noche podrías irte a casa con 1500. Te daré una hora para pensarlo, iré a hablar con algunos amigos y después iré a mi auto, lo reconocerás en seguida. Termina lo que tengas que hacer y después ven a mi.