Hasta el Final del tiempo ↠Barry Allen

22 | El tío Fred

Chiara

—Te lo preguntaré una vez más. ¿Quién te mandó a seguirnos? —inquirí. La rabia burbujeaba en lo más profundo se mi ser.
Le solté una bofetada al pobre hombre.

—¡Chiara! Ya basta. —ordenó Barry quitándome de enfrente.
Saliendo de laboratorios S.T.A.R., Barry y yo nos percatamos de que alguien nos había estado siguiendo durante varios días. Entonces, mi poca y casi inexistente paciencia se agotó y arrastré al individuo hasta el córtex.

—No puedo decir mucho, yo... me matará —tartamudeó el hombre. Respiré lenta y profundamente intentando tranquilizarme.

—Escuche —me senté al lado de él—, sólo quiero saber quién fue. Él no se enterará, se lo aseguro. Y le protegeremos.

—Ella —corrigió—. Es una mujer... me ordenó seguirles.

—Dígame algo que no sepa. Bueno, a excepción de que es una mujer. Da igual

—Chiara. ¿A ella y a mí? —señaló Barry. Caitlin y Cisco observaban inquietos.

—Sí. Y dijo que... que debía llevarlos a donde ella.

—¿Para qué los quiere? —inquirió Cait cruzando los brazos.

—Para matarlos... Me tengo que ir... ella ya debe estar enterada —el hombre se alarmó—. Tiene ojos en todas partes, ustedes... no la conocen. O tal vez, sí —después, él comenzó a gritar de dolor y corrí hacia él para intenta ayudarlo.

—Chicos... miren... —señaló Cisco.
En el brazo del hombre de estaba formando una herida profunda, con la forma exacta del símbolo que el oficial Kingstone tenía.

—¡Viene por mí! —exclamó el hombre. Yo no podía ni imaginarme la clase de ardor que en se momento debía estar sintiendo en su piel el pobre y agonizante hombre.

—¡Espera! ¿Ella sabe quiénes somos?

—Me mandó seguirles porque están indagando, eso es lo único que... —El individuo soltó un grito desgarrador y en ese momento, se esfumó.

—¿Pero qué mierda...? —pregunté.

—¿Era un holograma? —inquirió Cait inspeccionando la sala.

—Claro que no, lo tocamos.

—¿Y entonces? ¿Cómo desapareció, Cisco?

—Oh, no, no me miren a mí. Sólo desapareció.

—O lo hicieron desaparecer —una voz conocida resonó en la estancia.

—¡Harry! —exclamé al ver a Harrison Wells de tierra 2 aparecer por la puerta del córtex, con su conocida mirada intelectual y su ropa oscura— El otro día la doble Jesse vino al hospital, creo que está de más decir que tenía erupciones en el tra...

—No quiero saberlo —rió Harry después de abrazar a los demás chicos.
Pusimos al corriente a nuestro amigo acerca de todo lo sucedido recientemente, y él nos informó con una gran sonrisa que planeaba quedarse unas semanas en Tierra 1.

. . .

Al día siguiente, me llevé un disgusto con Emma porque ella había decidido usar todas mis cremas, probarse mi ropa y hacer de mi casa una jungla.

—Ya en serio, Emma, ¿Para qué carajos viniste a invadir mi casa? Barry y yo no hemos tenido sexo en dos semanas —dije recogiendo la ropa que Emma había tirado al suelo. Ella me miró mal.

—Gracias, no quería saber eso.

—¡Te acabaste la mantequilla de maní, mocosa! —exclamé enojada. Emma clavó la vista en el suelo y al parecer sus zapatos se volvieron muy interesantes para ella.