Adrenalina

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Puedo oír cómo el Wizink Center sigue rugiendo sin cesar pese a que el escenario está ya vacío.

La culpable del revuelo se abraza con la banda justo detrás del telón y se encamina hacia el pasillo en el que la espero, entre bambalinas.

Va vestida entera de negro, una ligera capa de sudor cubre su cuerpo a causa del esfuerzo y luce una sonrisa que podría iluminar el planeta.

Me mira y se encuentra con una muestra de felicidad idéntica en mi cara. No se cree haber vivido esto, y yo no me creo haberlo presenciado.

Por fin reacciona, avanza hacia mí y me coge a peso como si fuera una pluma. Enrosco mis piernas en su cintura y ella gira mientras nuestras risas estallan.

- ¿Es real todo esto? ¿Está pasando de verdad?- me pregunta una vez ha dejado de dar vueltas como una peonza. Yo asiento efusivamente-.

- Madre mía, Nat. Estoy tan orgullosa - confieso todavía colgada de su cuello-.

- No sé si he estado a la altura pero he disfrutado como una enana. El Wizink, es que... no me lo creo todavía.

- Has estado brutal. Poderosísima. Estoy segura de que cada personita que está saliendo ahora mismo del estadio tiene una sonrisa en la cara. Y, bueno, un encoñamiento bastante importante.

Nat se ríe y cambia su expresión, poniendo cara de intensita. Qué guapa es.

- ¿Y tú? ¿Has salido encoñada? - pregunta, acercándose más a mí y rodeando mi cintura con su brazo-.

- Por supuesto - respondo, repasándola con la mirada, mientras mi mano se dirige a su abdomen descubierto-.

Natalia la atrapa y nos dirige a ambas hacia su camerino, cerrando la puerta tras de sí.

Se queda mirándome, de arriba a abajo y se muerde el labio.

- Tengo la adrenalina por las nubes - suelta Nat mientras se pasa la mano por el pelo-.

- Pensaba que habías quemado todas tus energías ahí arriba.

- Todo lo contrario. Me estoy quemando ahora - la mirada que me lanza corrobora sin dudas el fuego que la está abrasando por dentro-.

Sonrío y me acerco hasta que el espacio que nos separa es ínfimo.

- ¿Y quieres mi ayuda?

- Estaría bien - responde y acaricia la parte baja de mi espalda-.

- ¿Estaría bien? - repito alzando la ceja-.

- Sin más - remata Natalia con una sonrisa pícara que conozco muy bien-.

Entiendo que ha empezado el juego. Quiere picarme hasta que salte y no me quede más remedio que empotrarla contra la pared del camerino. Esta vez no voy a caer.

Pongo mis manos en su pecho y me alejo un poco.

- ¿Y si te ayuda otra también estaría bien?

- No tan bien, eso seguro - rectifica sin dejar de sonreír-. Pero si no quieres, deja que mire mis contactos.

- ¿Sabes que un día de estos te voy a tomar en serio y te mandaré a la mierda, no? - pregunto para romper el teatrillo cuanto antes. Le tengo muchas ganas pero quiero se deje de juegos-.

- ¿Entonces vas a ayudarme, Albi? - pregunta Nat ignorando mi aviso-.

- No- me cruzo de brazos delante suyo-.

- Bueno, no pasa nada - dice con suficiencia. Se está divirtiendo-. Voy a ver si encuentro a alguien más. A ver en Instagram...

Se aleja de mí y coge su móvil. Se hace una foto en el espejo del camerino, teclea algo y vuelve a dejar el teléfono en la mesa.

Adrenalina | AlbaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora