Prólogo

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Dos adolescentes creen que pueden escapar del amor, que pueden vivir jugando con los sentimientos de los demás.

Que erróneas ideas.

Sharon Moore estaba parada justo enfrente de la entrada de su nuevo instituto, en su cabeza había un lío que la hacía querer mandar todo a la mierda.

«Maldición» repetía una y otra vez.

Su mirada iba de la entrada del instituto a la camioneta, donde Robert esperaba que entrará, para así poder marcharse.

Ella giro dándole la espalda al instituto.

«A la mierda, no necesito esto, otra vez»

Intento abrir la puerta de la camioneta pero esta no cedía, cuando Robert encendió la camioneta, entendió todo.

La dejaría ahí, aún si ella no quería, sus padres habían dado la orden. Y las órdenes en la familia no se rompían.

«Maldito instituto de mierda»

Su humor estaba arruinado, el instituto no estaba lejos de su casa mientras fueras en coche. Posiblemente llegar a su casa caminando le tomaría entre 30 y 40 minutos. Y llegar ahí sería armar una guerra. Otra vez.

«No quiero esto, quiero quedarme en mi habitación»

Aún así, soltó la manija del auto y le sonrió a Rob, se alejo del auto alzando las manos en señal de rendición e inicio el camino a la entrada. Su corazón estaba roto y no quería repararlo, pero sus padres no entendían que lo único que pedía era estar en su habitación en paz; no rodeada de personas.

Andrés Price era un estudiante que destacaba por su atractivo físico, estaba rodeado de sus amigos recargados en la entrada del instituto. Las miradas curiosas hicieron que él volteara para saber que era lo que robaba la atención.

Era una chica castaña que vestía una falda negra con un top y unas botas militares junto a una chamarra de cuero que le quedaba gigante, y todo era del mismo color. Tenía una manera de caminar que hipnotizaba, era diferente a todas las chicas que había visto en el instituto; ella parecía tener algo especial. Y él lo quería.

-Es muy sexy.-La voz de uno de sus amigos lo saco del encanto que la chica le había hecho.

«Y hermosa»

La chicharra sonó, la chica camino apurada y él camino atrás de ella dejando una distancia que no lo hiciera parecer un acosador.

Sharon abrió el casillero pero dejo caer los libros que cargaba fastidiada.

«Se le han caído los libros, mi oportunidad»

Andrés sonrió al ver a la chica molesta agachándose para juntar lo que se le había caído, incluso así se miraba hermosa. Pero

«Debe ser tan fácil como cualquier otra chica» Ese pensamiento lo hizo acercarse a ella, si la ayudaba podía conseguir su número y con eso era suficiente.

-Puedo sola.-La voz melodiosa de Sharon inundo los oídos de Andrés.

«Su voz»

Tomo un libro sin dejar de ver cada detalle del rostro de Sharon, quién alzo la vista al sentirse tan observada.

-Dije que puedo sola.-Tomo el libro que tenía en sus manos y se levanto a guardarlos en el casillero.

«No solo es hermosa y sexy por fuera, su voz también lo es»

EnfermizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora