¿Todo por amor?

Capítulo 1.

Estaba lista, ya no había nada , mi casa estaba completamente vacía y sentía un vacío en el estómago y en el corazón. Había realizado un hechizo para transportar los muebles así cuando llegaramos a Miami estarían en nuestra nueva casa.  Quise mandar todo a otro lugar donde nunca lo encontraran, una parte de mi sentía que si mandaba todo a otro lugar no nos íbamos a ir ,pero otra parte de mi decia que no iba a cambiar nada. Al final nunca pude hacer nada porque al parecer Xabiani a parte de ser hechicero, leía mi mente y me dijo que si mandaba los muebles a otro lugar, él me iba a convertir en un pez y me iba a comer lenta y dolorosamente.

-Annabell, ya es hora- Mi madre me sacó de mis pensamientos- Ya debemos irnos. -

-Ya voy - dije cerrando la puerta de mi habitación y caminando hacia las escaleras para bajar al primer piso donde estaba mis padres y mi mi hermano

-Ya debemos irnos- Dijo Xabiani, asentí con melancolía y me acerqué al portal que habíamos abierto en la pared. El portal no se veía claro, solo se veía manchas de distintos colores, claro que así eran todos. Le dí una ultima mirada a la casa y me fui.

Luego de atravesar el portal , me estabilice antes de abrir los ojos para no marearme.Abrí los ojos y lo primero que vi fue una gran escalera que daba al segundo piso, a mi derecha estaba el comedor con una mesa de vidrio con 8 sillas y un candelabro de araña en el techo, las paredes eran todas blancas, seguí caminando hasta llegar a la cocina, era toda blanca, tenia una cocina empotrada y una mesa de mármol, la cocina tenia un ventanal que daba al patio, decidí salir al patio para verlo mejor, era hermoso, tenia una piscina y más atrás se veia la playa, me di la vuelta para ver como era la casa por fuera y me quede en shock, era hermosa la casa , era toda blanca, a la izquierda estaba la cocina , a la derecha estaba como un sofá o algo así , arriba del lado izquierdo estaba una habitación igual del lado dercho , en el medio  se podía ver una parte de la casa

Entre a la casa y lo que vi me dejo impactada, estaba mi hermano en uno de los sofás con los audífonos puesto, con una paleta de cocina en la mano y bailaba moviendo de arriba a bajo y de lado su asqueroso trasero , intente no reir ante su "concierto" pero fue imposible , empecé a reir como una foca desnutrida , al parecer el se dio cuenta porque rápidamente se bajo del sofá y se quito los audifonos.

-¿De que te ríes Annabell?- dijo el serio mientras yo me rompia de la risa

-De...tu.... concierto - Dije apuntado al sofá y riéndome como loca

-Así que te doy risa, eh?- dijo con una mira extraña

-Sí- dije dudosa.

-Mmm- murmuró algo que no entendí. Madre mía. En un microsegundo salí corriendo hacia la cocina mientras él eme perseguia. Dimos varias vueltas alredesoe de la mesa luego corri escaleras arriba mientras Xabiani iba a pocos pasos tras de mí. Vi que por el piso habian varias cosas de la mudanza pero no le di importancia hasta que... ¡clin! El sonido de algo roto nos detuvo a ambos. Vimos lo que se había roto y sabiamos que estábamos en un problema. Era EL, no un, sino EL jarrón de la familia. Llevaba con nosotros más años de los que mi abuela podía recordar.

Xabiani y yo nos miramos con cara de miedo, sabíamos que si mamá se entaraba nos iba a matar, bueno, primero   lloraría, luegos nos regañaría y después nos mataría sin compasión.

-Hay que arregrarlo ya- dije mirando el jarrón roto y luego a mi hermano.

El negó con la cabeza -No, tú lo vas a arreglar.

-Por qué?, si fuimos lo dos- dije algo molesta.

-Nop, fuiste tú solita- dijo tranquilamente.

-Mira mocoso, vamos a arreglar esto los dos o si no te convertiré en una cucaracha y te aplastaré- dije señalándolo con el dedo indice.

-ok- se agachó a recoger los pedazos mientras yo lo veía extrañada

-Xabiani...

-Qué Anaballe? Ahora qué quieres?- dijo molesto? O Frustado? No lo sé.

- solo quería informarte que tenemos poderes y que podemos hacer con ellos lo que tú estas haciendo- dije cruzándome de brazos y mirándolo.

Soltó un suspiro; se levantó y sacó su varita del bolsillo trasero, donde siempre la tenía.

-lista? - saqué mi varita de mi bota, lo miré con superioridad y el volteo los ojos.

Justo ibamos a realizar el hechizo cuando oimos una voz -No tan rapido, jovencitos. Era mi madre. Rayos, estabámos tan cerca... estábamos.

Miré la cara de mi mamá, estaba notablemente molesta. Cuando iba a empezar a hablar, Xabiani se me adelantó

-Fue todo su culpa, mami- dijo el traidor señalándome.

Ese muy... va a ver... ya va a conocer mi furia infer.. -Anabell, puedes explicar qué pasó?- dijo conteniendo su furia y me pareció que iba a explotar.

-Xabiani me iba a hacer algo malo así que yo salí corriendo- el traidor me interrumpió

-Eso es mentira, mami- dijo como un niño- yo no hice nada.

Después de que dijera eso le dediqué una mirada, que si las miradas mataran, él ya estaría a seis metros bajo tierra, no dos sino seis.

-Lo que pasó es que los DOS-hice enfásis en esa palabra- comenzamos a correr como locos por la casa y no nos fijamos y tumbamos el jarrón- decidí decir todo como era para no tener más problemas- y lo íbamos a arreglar.

-Bueno, pues arreglenlo y luego vemos. No llevamos ni un día aquí y ya andan haciendo desastres. No se puede con ustedes- dijo y se fue.

Se lo tomó mejor de lo que pensé.

-ahora arreglemoslo, traidor- dije fuertemente a mi hermano. Hicimos el hechizo y quedó como nuevo.

Luego de reparar el jarrón, mi mamá nos ordenó que desempacaramos algunas cajas, pero dijo que teníamos prohibido usar la magia, así que tuvimos que hacer un gran esfuerzo y nunca pensé que fuese tan fastidioso guardar una vajilla.

Después de desempacar, salí a caminar un rato por la ciudad, cerca de la casa, solo por tomar aire y huir del polvero de la casa.

Mientras caminada por las calles, veía personas completamente normales, de aspecto físico como yo, pero sin magia, totalmente diferente de Hallocks. No digo que no fuera fascinante, además la ciudad era muy bonita, solo es... bah, debe ser la nostalgia por la mudanza. Pero esa era mi vida ahora y tendría que acostumbrarme.