Capítulo 0

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Espero.

El reloj marca las 23:59, mi celular las 23:58 pero no me importa. De todos modos, dicen que el tiempo es relativo.

Remuevo todas las cartas esparcidas sobre mi cama por décima vez, repitiendo los mismos pasos. Agarro una, leo la fecha escrita en el sobre y no, no es la correcta. Agarro otra, me fijo la fecha pero no, no expresa todo lo que quiero decirle. Elijo otra, y otra, y otra más.

Vuelvo al inicio. Agarro la primer carta de esta vuelta y suspiro.

Tampoco.

-Maldición... - Subo las manos a mi cabeza y me remuevo el pelo en un acto de desesperación.

Veo el reloj, las 00:26.

Otros 27 minutos perdidos y aún no puedo elegir una estúpida carta.

Por primera vez lo habían dejado salir de noche solo, tenía una hora para cambiarme, elegir la maldita carta e ir a buscarlo y yo estaba en el medio de la cama rodeado de sobres. Nuestro pueblo no era el lugar más seguro de noche en estos momentos, hace unas semanas hubo un problema con un adolescente que al parecer tenía un sentido del humor bastante... particular. Según el diario de la ciudad y la entrevista que le hicieron al, ahora preso, acusado, él quería grabar su primer video para youtube haciéndole una broma a los pobres ancianos del asilo más conocido del lugar, con una escopeta de mentira. Al parecer no recordó la parte en que la escopeta debía ser falsa.

Su pequeña bromita terminó con tres muertos, un señor con una bala en el pecho y otros dos que sufrieron un paro cardíaco gracias al susto.

Y se supone que somos el futuro...

Agarré todas las cartas y las metí nuevamente en la caja. Elegí una al azar y la dejé sobre el escritorio sin mirarla para poder cambiarme, total, todas esas cartas iban dedicadas a Jisung. Acomodé la caja que yo mismo había decorado con una foto nuestra de hace diez años (foto que nos había sacado la señora Han en la salita de cuatro en jardín), y la dejé bajo la cama.

Estaba decidido. Hoy le diría. Era la primera vez en la que tenía tanto valor reunido, no lo iba a desperdiciar.

Las 00:35, tenía 25 minutos para llegar.

Corrí al armario y elegí su remera favorita -sí, su remera favorita- roja con una frase en negro que decía "Monster" en pequeño. Elegí un jean azul oscuro rasgado con mis deportivas negras, agarré la carta y salí corriendo de mi habitación, bajé las escaleras de dos en dos y me despedí de mi mamá con un "Voy a buscar a Sung, te aviso cuando llegue" para luego agarrar mis llaves y dirigirme a su casa.

Jisung había sido mi mejor amigo desde los 6 años, aunque nos conocimos a los 4. Al principio nos llevábamos muy mal, eramos los chicos que pasaban mas tiempo con la directora que en el salón aprendiendo a compartir. Aunque compartíamos. Compartíamos nuestros dotes de pelea.

Sigo corriendo y miro la carta. 24-03-15, decía el sobre. Esa carta la había hecho a los 13, el año pasado. Recuerdo que es la primer carta en la que le puse un "vale por dos deseos" al final, uno que pediría yo, y otro que pediría él. Obviamente, eso iba a pasar si me correspondía los sentimientos.

Ya no podía cambiar la carta, aunque la idea de volver a casa para elegir otra me estaba tentando demasiado, era una de las más cursis que había escrito.

No. ya estaba acá, no podía volver. Al fin tenía la valentía de ir y decirle por fin todo lo que me pasaba, no iba a volver, no debía hacerlo.

Doblé a la derecha y lo ví, estaba a dos cuadras mirando hacia donde estaba yo, esperándome. Frené de golpe. No porque quisiera, sino que verlo con ese buzo gris que le había regalado para su cumpleaños, esperando a que le dijera lo que le tenía que decir, me paralizó.

I n e f a b l e | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora