Perdido

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John Watson estaba completamente perdido.

Así fue como quedo después de que un maldito disparo en su hombro acabará con años de servicio y una excelente carrera militar.

Era tan frustrante, tener todo lo que un día deseó alcanzar en sus manos, para perderlo todo en un segundo. Pasar de ser un importante capitán y doctor en el ejército a quedar reducido a un hombre cojo, con heridas y traumas que le seguirían por el resto de su vida.

Ahora era un hombre roto y solitario, confinado en una estrecha habitación y con una vida llena de amargura, tristeza y frustración, oculta tras un "estoy bien" con el que pretendía aparentar que nada malo ocurría, mientras sus pensamientos se encontraban volcados en todo lo que estaba mal en su vida y en aquél revolver que ocultaba en uno de los cajones de su habitación, a la espera de ser usado con la firmé intención de acabar con el suplicio en el que se había convertido su vida.

John Watson estaba tan perdido y en verdad quería ser encontrado.

Pero, con el pasar de los días, la amargura, tristeza, frustración y desazón crecían en su ser y las esperanzas de ser encontrado se reducían.

Hasta que, cuando menos lo esperó, cuando las esperanzas de ser hallado se encontraban prácticamente hechas trizas, cuando el empuñar su revolver y poner fin a su existencia se hizo tan tentador como el chocolate, lo encontró a él.

Alto y delgado, de cabellos rizados, piel pálida casi como la nieve, rasgos afilados y una penetrante mirada multicolor, que lo envolvió de inmediato, así como ese gran intelecto suyo.

Muchos le dijeron que se alejara de ese hombre, que era peligroso y hasta de ser un completo maníaco lo acusaron de ser, pero ese hombre era como una luz en la oscuridad, como una fogata en el frío. En el mundo, Sherlock Holmes era como una fogata y John era como una polilla; no importaba que tan peligrosos pudiese ser acercarse, John siempre se acercaría a él, sin importar las circunstancias. Así que decidió quedarse y continuar a su lado.

Y después de convivir unas pocas horas con él, de acceder una una ínfima parte de ese nuevo universo que era él y de atravesar por una extraña y misteriosa aventura, la realización amaneció en el rubio.

Por fin, después de tanto sufrimiento...

John Watson había sido encontrado.

Sherlock Holmes había sido el único que había podido ver con claridad a través de él, había sido el único que había podido entender a su nuevo yo, que había visto a través de todas las capas que había interpuesto para alejarse de los demás y le había extendido la mano de forma silenciosa, para conducirlo de regreso. Sherlock Holmes había sido la única persona que había podido encontrar a John y que además de eso, le dió un nuevo propósito a su vida.

Así que ahora, caminado a su lado bajo la fría brisa de la noche y sonriendo con tranquilidad, se dijo que ahora se encontraba de regreso, que había encontrado un propósito por el cual luchar día a día y que, mientras Sherlock Holmes estuviese a su lado, no importaba cuántas veces se perdiera, siempre podría hallar un camino de regreso.

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Nueva pareja, nueva historia.

Culpó a dos personitas de aquí (supongo que ustedes saben quiénes son) por haberme inducido a esta pareja.

Confieso que me había visto las películas (Robert actúa en ellas, duh!) Pero jamás había llegado a shipear a John y a Sherlock porque no sentía la conexión, hasta que por sugerencia de una personita, empecé a verme la serie de la BBC y déjeme decirles que no me arrepiento de nada.

Me enamoré de ellos y sentí la conexión de inmediato. Juro que los ame y sobre todo a los que orbitan a su alrededor haciendo bromas en doble sentido y shiependolos, fue lo máximo.

Si llegaste hasta aquí, gracias por leerme y nos leemos luego.

PDT: Amo a Mycroft y su pesada relación de hermanos con Sherlock. Son lo máximo.

Cortos JhonlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora