luna negra

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Luna negra.
Por: Ernesto Leal Gallur

La luna, la alegoría perfecta sobre la belleza de la noche, la inmemorable muestra de el cambio. A veces  es clara y acompaña a las almas por sus veras, a veces desaparece y regala noches estrelladas, hermosas, pero obscuras...
Mi peor miedo son las sombras, no por el hecho de serlo, si no por que ignoro lo que se esconde ahí...
Otra vez camino por la vereda oscura mientras me dirijo a casa, tengo miedo desde la última vez, aun recuerdo sus manos, eran largas frías y esas garras aun no cicatriza, temo ver si figura tan imponente y aterradora. Inconscientemente lo busco a mi alrededor no sé si quiero verlo para saber dónde está.  -pero fue justo aquí... - me dije a mi mismo, de verdad necesitaba verlo. -Es rápido, pero no tanto, podre correr me decía, y complementaba, alimentando mi miedo -pero si él me está viendo... la última vez no lo pude escuchar hasta que estaba frente a mi-.
No pude evitar pensar en su inmensidad... casi cuatro metros, delgado su piel negra, si no hubiese tenido el faro al final de la vereda, no hubiese visto su silueta.
-¿¡Por qué titubeas!? ¡Avanza!- me decía a mi mismo mientras mis piernas se trababan, cada paso se hacía más pesado. Recordé su mano apuntándome con esa garra. Algo goteaba...
Volví al presente. empecé a andar y mis piernas me temblaban. Por fin el faro. ! Aun así no veía nada! me guío únicamente por mi memoria, he recorrido este camino por un par de años, y aun así es insólito lo de la ultima luna nueva
-Está aquí...- lo sabía ya antes de verlo parado en mitad del sendero está entre los árboles, ya puedo verlos por el faro. Aun son doscientos metro...
-Corre... corre... corre ¡corre! ¡Corre!- salió de entre las sombras. ¡Apareció tras de mí!
Esos ojos, tan profundos, tan llenos de maldad y furia, es peor que la última vez. Esas esferas parecen lunas rojas. Siempre habían sido bellas. ¡Hoy me aterroriza!
-¡CORRE!-  Me dije a mí mismo. Me di vuelta y para cuando empecé a correr me di cuenta que el estaba ya cerca de alcanzarme. -¡No puede ser, estaba a más de diez metros!-
Aun así no me detuve, mantuve la carrera, no logre ganar mas que unos metros antes de sentir su zarpa de nuevo, esta vez en mi pierna, se puso justo encima de mi, esto no es humano, su aliento huele metálico, sus ojos brillan, su mirada ahora esta bacía, tengo miedo, no puedo gritar, lo intento pero no sale un solo ruido, estoy ahogándome por el miedo.
Puso su fría mano sobre mi pecho, va desde la boca de mi estomago y su garra más larga llega hasta mi mejilla y rosa mi piel, algo húmedo acompaña esa temible garra. Apenas puedo respirar, no puedo moverme, al fin noto sus dientes, son tan afilados.
El dedo que antes estaba en mi cara se mueve de allí y se va flexionando. Su garra está en mi pecho.
Duele...
Ahora solo se levanta y se va.
No puedo recuperar el aliento, duele mucho. Al tocar mi pecho noto que está lleno de sangre, e acabo, este es el fin… ¿solo así? Mientras voy perdiendo la noción de todo, mi poca elucides me deja ver en el cielo la luna, está llena, pero no como siempre, tiene algo que jamás note. ¿Por qué no la vi de camino? Era normal la última vez que l mire. Pero es verdad, hoy no tocaba luna llena...
Ya no tiene sentido. No se disipa ninguna duda.
¿De verdad, me iré con tantas dudas?
Está bien, solo será luna negra, todo ser más fácil así, ni siquiera es negra...
Creo que ya no importa…

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