Capítulo 2: El orden natural

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Desde que Allison se había despertado en una húmeda celda, había aprendido tres cosas importantes. La primera, que Allison era su verdadero nombre, la segunda, que no tenía recuerdos ni del cómo ni del por qué estaba allí, y la tercera, que la única persona que parecía conocerla, era el hombre frente a ella.

Por un largo momento, ninguno dijo nada, se dio cuenta de que su cara debía demostrar su confusión, porque el hombre se limitó a mirarla un largo rato, como intentando entender un puzle demasiado complicado.

—¿Me dices que no recuerdas nada? —pregunto este—, ¿recuerdas tu nombre al menos?

Ella negó.

—Me desperté hace solo unos minutos en esa celda, y desde entonces... parece como si me hubieran arrebatado todos mis recuerdos. ¿Dices que Allison es mi nombre? ¿Nos conocíamos?

El hombre asintió brevemente.

—Soy Peter, Peter Hale. Éramos... conocidos, teníamos una amiga en común, su nombre era Lydia. ¿No la recuerdas?

—No —negó—, intenté hablar con una chica mientras veníamos, ella parecía igual de perdida que yo.

Peter asintió, miró alrededor.

—Ahora no es un buen momento para hablar de esto con ellos aquí, suelen irse luego de un rato, nos dejan aquí, hasta que llega el tren y traen a más personas —Cuenta, rápidamente—, comúnmente podemos verlos, a todos los que vienen, así sabemos quiénes son nuevos y podemos decirles. Pero...

—¿Qué?

—En ningún momento vimos que ningún tren llegara contigo, es como si hubieras aparecido de la nada —Allison frunció el ceño.

Observó a los jinetes mientras se encontraban en un círculo, se preguntó si estaban hablando y si eso era posible. Algunos observaban a las demás personas, pero con aparente indiferencia, como si no les importaran lo suficiente.

—¿Qué es este lugar? —le susurró.

—Es una especie de prisión, es lo único que pude averiguar. Nos traen, comúnmente por semanas, tres o cuatro personas, relacionados con lo sobrenatural. Y nos dejan aquí.

—¿Lo sobrenatural?

Frunció el ceño, sin entenderlo.

—¿A qué te refieres con eso? ¿Cómo fantasmas y brujas?

Peter la miró un largo momento.

—¿Eso es lo mejor que se te pudo ocurrir con sobrenatural? —dio un suspiro exasperado—, hablo de hombres lobo, Wendigos, kanimas, quimeras. Te hablo de lo peor de lo peor, hay cosas muy peligrosas bajo este techo, Allison. Lo que no logro entender, es por qué te traerían a ti.

—¿Lo sobrenatural es real? —volvió a preguntar, sin creerlo del todo.

Peter parecía cansado de ella.

—Debo decir que te prefería con recuerdos —hizo una mueca—, si, lo sobrenatural es real. Existen cosas que salen por la noche además de los adictos al crack y las prostitutas. Existimos, somos reales, todos nosotros, y tú nos conoces.

—¿Por qué? ¿Soy una de ustedes? —inclinó la cabeza, dándose cuenta de que no se sentía diferente a cómo se debía sentir un ser humano. Aunque sin recuerdos, ¿cómo podía asegurarlo?

Peter negó.

—Eras quien nos dabas caza.

El silencio que dejaron ambos luego de esa conversación fue largo.

El Argent olvidado | Crónicas Argent #1Where stories live. Discover now