Nombre: Rowena la perra Walsh
Edad: Los mugrientos y aburridos dieciséis
Estatura: MAS BAJA QUE LOS PRECIOS DEL MERCADO
Peso: Ballena en alimentación
Color de ojos: Verde chiles jalapeños
Estado civil: Mas soltera que la tía Sam, y vaya que la tía Sam tiene muchos gatos, cero hombres y cero penetraciones.
Escuela de Procedencia: High School Musical
Grado que cursará: Ammmmm…
Enfermedades que padece: Enfermedad mental, diarrea, y cada mes se le chorrea la sangre.
-ROWENA.- gritó – BAJA, ES TARDE.
-YA VOY MAMÁ.
-NO ME GRITES NIÑA.
-NO TE ESTOY GRITANDO, SIMPLEMENTE SI TE HABLO NORMAL NO ME ESCUCHAS.
-NO ME RESPONDAS DE MALA GANA
Bajando las escaleras con dificultad de las maletas Rowena miro a su madre que estaba parada a lado de su hermano Dylan quien escribía algo en una hoja de papel.
-Y tu que haces idiota.- dijo acercándose a ver que hacía Dylan.
-Eh… nada nada.- y rápidamente guardo la hoja.
-Bien, ¿estas llevando todo?.- preguntó la señora castaña– recuerda Rowena ya no vivirás más en una casa donde tienes a tus padres, ahora estarás en un colegio en donde habrán tanto mujeres como hombres, así que espero que seas responsable de tus actos y aprendas que ser madre prematura es muy difícil, empezando porque cuando tienes un hijo a una edad joven, en un futuro ese niño será un bueno para nada y tarado.- ambas miraron ahora a Dylan quien inclino una bolsa de papas fritas para comerlas causando que se le metieran al ojo.- cuídalo, aunque sea el mayor confío más en ti.
-Basta de dramas madre, no me voy a la guerra y esto no es nuevo regresare al colegio.- su madre la miró alzando la ceja izquierda.- bueno quizás no sea responsable, ni tampoco centrada, ni callada, ni tranquila, ni muy estudiosa, ni mucho menos calmada. Diablos está empeorando las cosas. – Bueno quizás no soy una chica como Taylor pero sabes que no hago taaantas cosas malas .- su madre la miró y seco las lágrimas que estaban saliendo de a poco.- Hay mamá.- reprochó – no vayas a llorar, no soy una bebé.
-Si lo eres, tienes cara de niña pequeña aun.- dijo acariciándole la mejilla.
-Vale, concuerdo contigo pero vamos ya tengo dieciséis es hora de que vaya a mi último año
-Tienes razón, es que es difícil ver que ya mis dos hijos están a punto de dejarme y me quedaré sola.- ahora rompió en llanto
-Mamá no te vamos a dejar.- dijo Rowena rodando los ojos luego sintió un pellizco en el brazo.- auch!- se quejó
-No me ruedes los ojos señorita.
-Ya es tarde Perrina, vámonos.- dijo Dylan entrando por la puerta de la calle después de haber llevado las maletas de su hermana.- bueno mamá, nos vemos en el verano.- abrazo a su mamá y la señora le dio un beso luego le dio un zape en la cabeza.
-Cuidado con tus acciones Thomas, si me entero que haz embarazado a una chica, te corto el pene.
-Ya lo sé mamá, también te amo.- dándole una última mirada en advertencia miró ahora a la chica.
-Adiós Rowena, y va lo mismo para ti.- se acercó a abrazarla.
-Mamá yo no tengo pene.- dijo mientras se sentía asfixiada por el abrazo de su madre.
