Del amor en los tiempos de l inexperiencia emocional.

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Es el tercer borrador con el que empiezo esta noche; creo que si esto fuese una película antigua sería yo el típico escritor arrugando una hoja de papel y arrojándola en suelo junto a todas las demás, mientras coloca una mano sobre su cabeza y hay un traveling zoom dramático para dejar en claro su sentimiento de desesperación total. Pero, no es así, solo soy una chica en pijama frente a su computadora a las 4 de la madrugada que piensa "No, no puedo decir esto, es demasiado" mientras aprieta un simple botón para eliminar todo lo que por más de tres horas trató de escribir. Es realmente difícil tener un orden de ideas adecuado sobre lo que realmente sucedió, pues todo lo que hay en mi mente son experiencias intercaladas, sentimientos y situaciones que sólo hasta ahora he podido empezar a comprender y cada que analizo las razones por las que soporté tantas cosas que para mí hoy carecen totalmente de sentido, mis pensamientos me llevan a momentos de mi pasado donde todo parece tener una debida explicación, pero al tratar de narrar dichos momentos siento que termino dando demasiados detalles innecesarios y perdiendo el rumbo de la historia que realmente busco contar. 

Mi precoz interés por personas que superaban por mucho mis pocos años de edad me hizo una presa fácilmente manipulable además dejarme totalmente expuesta a un mundo de emociones y situaciones que con apenas 15 años de edad no tenía ni la más mínima idea de cómo manejar. El despertar de mi sexualidad y la explotación de la misma, mi incapacidad para lidiar con el rechazo y mi perseverancia mal encaminada me llevaron a querer entrar a fuerza en zapatos que jamás fueron de mi talla. Era una pequeña con un autoestima nulo y un ego por las nubes; mi falta de amor propio me llevó a someterme y a conformarme, mientras mi ego me obligaba a ocultarlo todo al tratar de convencerme a mí misma que aquello que estaba viviendo era exactamente lo que deseaba o lo que merecía.  Por mucho tiempo quise ser la villana de mi propio cuento, me fingía indiferente y despreocupada, llegué incluso a comportarme como una deseosa y sacrificada presa sexual sin siquiera darme cuenta. El comienzo de mi vida amorosa fue totalmente desastroso, utilizaba mi cuerpo para atraer y conseguir la atención de quien quería con el ingenuo pensamiento de que a través del sexo se conocía el amor. Me recriminaba el no poder manejar mis sentimientos y me forzaba a ocultarlos sin conseguirlo realmente... Quería dejar de ser tan emotiva, quería ser una mujer fría y manipuladora capaz de manejar a toda persona que hubiera a mi  alrededor y en ocasiones jugaba a serlo, pero aquel juego de poderes siempre terminaba con una sola víctima y esa solía ser yo.

Pero en el fondo solo era una niña dulce con unas expectativas demasiado altas sobre el amor y un enorme enojo por no obtener el trato que tanto deseaba y el no lograr sentirse amada de la manera que siempre soñó. Al igual que muchas otras cosas en la vida; el inicio del amor tiende a ser bueno, pero en el caso de mi trágica historia romántica todo comenzó de la manera menos apropiada. Ambos nos conocimos teniendo aún ciclos pasados por resolver e iniciamos lo nuestro en medio de una apresurada desconfianza que fue bastante notoria durante toda nuestra relación.

No hay nada más cierto que aquello que empieza mal tiende a terminar mucho peor, pero en medio de aquel entusiasmo de vivir mi primer amor creía firmemente que todo problema por grande que fuera podía tener solución. Pero, en lugar de solucionar los problemas, solo nos fuimos acostumbrando a ellos, en muy poco tiempo nos vimos envueltos en toda clase de situaciones en las que nos causamos mucho daño mutuamente. Infidelidades, celos enfermizos y una gran dependencia emocional fueron los factores que convirtieron mi pequeño cuento de hadas en una real pesadilla. Empecé a enamorarme de él de una manera casi enfermiza, su presencia en mi vida se fue haciendo cada día más y más indispensable, el miedo a perderle me llevaba a callar mis inconformidades, terminé por soportar comportamientos y situaciones que realmente me dolían solo por evitar un enfrentamiento donde él decidiera que lo mejor era decirnos adiós, como ya se había vuelto su costumbre, pues decidía terminar conmigo a la más mínima discusión y yo inmediatamente corría a suplicarle me perdonara así no hubiese cometido ningún error, por evitar que se fuera de mi vida yo era capaz de cualquier cosa. Equivocaciones del pasado se convirtieron en reproches del presente, él comenzó a escudarse en mis errores como respuesta a cada reclamo y yo terminaba por soportarlo todo al sentir que realmente era mi culpa, por haber sido la primera en fallar. Los meses pasaban y yo había decidido alejarme de todo aquello que nos pudo haber causado daño alguna vez; me encerré a mi misma, me cohibía de mostrar lo que era realmente y comencé a alejarme de todo y de todos para demostrarle que solamente me interesaba estar junto a él, quería que viera que había cambiado y que no había nada más importante para mí que su amor. Creía que de esta manera él iba a cambiar y que si le demostraba cuánto le amaba él dejaría de ocultarme y negar lo nuestro ante los demás... Pero no fue así, me sentía frustrada al ver que mis intentos por hacer sana nuestra relación eran completamente nulos y que nunca pararía de echarme en cara cada uno de mis errores cometidos. Con el tiempo mis inseguridades respecto a nuestra relación crecían, las redes sociales se convirtieron en mi peor enemigo, veía continuamente comentarios y conversaciones bastante comprometedoras que tenía con otras mujeres dejando muy claro que no me daba mi lugar, me sentía poca cosa y le atribuía a cada uno de mis defectos físicos el hecho que el nunca fuera conmigo como lo era con las demás. Me preguntaba por qué jamás quería subir o simplemente tomarse una foto conmigo ya que para mí en una pareja eso era algo muy normal, pero cada que intentaba hacerlo él ocultaba su rostro o me ignoraba y miraba su celular. Al expresarle lo mal que me sentía con su actitud, respondía que yo estaba loca, que simplemente no le gustaban las fotos y que no quería tampoco exponer su vida personal ante los demás. Traté de no darle demasiada importancia al tema, sentía que era infantil al reclamarle por esas cosas así que dejé de hacerlo, pero no puedo negar que muchas de esas situaciones dejaron en mí un enorme sinsabor y un montón de dudas e inseguridades que nunca logré disipar.

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⏰ Last updated: Apr 10, 2019 ⏰

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cap1: Del amor en los tiempos de la inexperiencia emocionalWhere stories live. Discover now