Capítulo 1

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Gabriela

Otro día más, otro día de sufrimiento y dolor. Hoy es miércoles 10 de marzo.

Me levanto, me visto como todos los días con el uniforme escolar para asistir un día más al lugar el cual me hace daño: El colegio.

Cuando termino bajo a desayunar con mi madre.

-Hola hija, buen día-saluda mi mamá con un beso en mi frente.

Yo sonrio, cosa que hago muy pocas veces, y la abrazo.

Luego de un buen rato termino de desayunar, saludo a mi madre y salgo camino al colegio.

Cuando voy caminando unos chicos y chicas pasaron junto a mi y me empujaron lo cual causaron que yo cayera y raspara mis manos.

Ninguno se paró a ayudarme, solo se rieron y siguieron caminando.

Me levanté y solo seguí el camino.

Al cabo de media hora ya estaba sentada en mi banco. Veo llegar a la mayoría de mis compañeros. Algunos me miran mal, otros con asco y los demás ni siquiera me miran. Es feo, es feo sentirte fea, no poder encajar en "el grupo" de los demás y que te desprecien sin conocer.

Un fuerte golpe me saca de mis pensamientos.

Veo para todos lados con los ojos llorosos mirando quien fue la persona que me golpeó.

Celina y sus amigas estaban paradas a mi lado riendo.

-Pero miren a la nena, quiere llorar - dice riendo.

Yo solo bajo la mirada y me quedo callada.

En ese momento entró el profesor y todos se fueron a sus respectivos lugares. Empezó su clase, me levanté y senté.

Todos los días es lo mismo, entrar al colegio, soportar que me golpeen y se burlen.

No puedo hacer nada, si hablo va a ser peor para mi. Ya lo hice una vez y no fue nada lindo tener una cortada en mi pómulo derecho por casi 2 meses.

Se burlan de mi cuerpo, me dicen cosas muy feas. Se ríen, me pegan, me ignoran.

-Gabriela -me llama la atención el profesor. Lo miro -¿Podrías repetirme lo que estoy diciendo?

Escucho risas detrás mío.

-Lo siento profesor. Pondré más atención-me disculpo y le presto atención.

La hora transcurre tan lenta. Solo quiero llegar a casa, que mamá me dé un abrazo y olvidar todo lo que me hacen.

Ya pasaron 4 horas. Una más y ya puedo ser libre.

Estamos en clases de lengua, la profesora de esta materia es la única que siempre me ayuda.

Cuando termino de resolver las fotocopias que la profesora nos dio, me levanto de mi asiento y camino hacia el escritorio de la profesora, pero en el camino un compañero puso su pie e hizo que yo tropezara golpeando mi cabeza con uno de los bancos.

Fue tanto el mareo que sentí que no pude levantarme. Al mismo tiempo vi todo negro y solo escuchaba la voz de la profesora diciendo mi nombre.

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Desperté un poco adolorida y mareada. Estaba en la enfermería del colegio.

A mi lado se encontraba la profesora.

-Gabriela gracias al cielo que estas bien-dijo mientras me abrazaba.

- Profesora por favor no le diga a mi madre lo que sucedió. No podría soportar una golpiza más- hablé lo más rápido que pude mientras aguantaba mis lágrimas.

Las mañanas grises Donde viven las historias. Descúbrelo ahora