Yo... !EN POKÉMON¡

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-¿Pero que...? no, no, !no¡ - maldición

-Señorita White- levante la vista de mi consola a el profesor- pase a la pizarra -otra vez... di un resoplo y metí mi consola a mi bolso, me puse de pie y me dirigí a la pizarra, agarre un marcador y comencé a resolver el problema que estaba en ella, cuando acabe le di el marcador al profesor

-No estamos muy grandes para problemas de noveno grado, estamos en el último año de preparatoria- le dije al profesor

-Hay que repasar lo básico, señorita White y más vale que ponga atención, esa suerte que tiene de memorizar todo de una vez no durara para siempre- rodé los ojos

-Sí, si como diga- me fui a mi asiento y saque mi consola de nuevo, acababa de haber matado un charizart shiny, eso me dolo hasta lo mas profundo de mi alma, pero ya que, conseguiré otro... algún día, no tardo en sonar la campana así que guarde todo en mi bolso, hasta la consola y salí de ahí, la verdad las matemáticas se me dan muy bien, pero las odio, me gusta mas literatura.

Hola, me llamo Ruchia White, tengo 17 años y estoy en este mundo deprimente y realista, como muchos, en la preparatoria, pero es igual me eh acostumbrado, ser anti-social en estos años es más fácil que cualquier otra cosa, pero es lo que te ganas por, desde el comienzo, no haber hablado con nadie, haber golpeado a un chico por ser acosador y lo peor es no decirle a nadie que tu mamá es una diseñadora famosa y que tu papá es reconocido en el mundo de los negocios, en fin, nunca me a gustado ser el centro de atención.

Recuerdo que comer en la cafetería es un pecado capital en la escuela, así que siempre llevo algo de dinero para comprar algo de comida fuera de la escuela, me da gusto que los profesores nos dejen vivir dejándonos comer algo que si es comida; voy al puesto donde está la única persona, a excepción de los profesores, con la que hablo

-Hey, Liz- le saludo con la mano

-Hey, Ruchia ¿qué pasa?- me saluda de la misma manera

-Eh, nada interesante, el Sr, Kyle me paso de nuevo a la pizarra- me siento en una silla que esta hay cerca

-Ese hombre no admitirá que eres más inteligente que tú- da un suspiro- bueno, quisiera ser tú, no estaría vendiendo muffins si hubiera estudiado

-Deja eso, hay mucha gente como tú que no pudo estudiar por falta de recursos, tú no tienes la culpa- le sonrió y ella me devuelve el gesto

-Siempre logras animarme niña, no sé cómo puedes llegar a ser tan fría- mete unos muffins a una bolsa de papel y un refresco

-Soy única y lo sabes- le guiño un ojo y las dos nos reímos

-Bien, bien, ten tu almuerzo- me da la bolsa de papel

-Gracias- le pago y me despido de ella, la verdad me alegra tener aunque sea una amiga aquí, ya que no eh sido muy social, ni siquiera cuando niña, ya que me oculto debajo de un gorro y una bufanda, ya que aquí donde vivo siempre hace frio, nadie me conoce ni se animan a conocerme así que es mejor así, voy al patio de atrás de la escuela y como siempre, en la esquina, un árbol sorprendentemente grande a pecar del clima y con la mayoría de las hojas verdes se encuentra allí, solo, ya que es mi lugar privado, según todos, y la historia que escuche es mucho más graciosa que eso, creen que los matare si se sientan allí, me rio y hago que un par de chicos me voltean a ver, yo solo camino así allí y me siento abajo de la sobra que da el árbol, cruzo mis piernas como indio y pongo mi mochila en medio de ellas, saco uno de los muffins y le doy un mordico, pero mientras como tengo la maña de cerrar mis ojos, nunca me lo explique y mis padre tampoco así que no hay problema, estoy comiendo muy bien pero siento que alguien se sienta al lado mío, abro los ojos y unos chicos de a lo lejos están haciendo señas para que alguien se aparte, pero se percatan que los veo y salen corriendo, esto ya es mucho, volteo y no pongo ninguna expresión.

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