Capítulo 1

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Por fin ha llegado el día. No me puedo creer que en menos de doce horas vaya a estar en Estados Unidos. Llevo esperando este día desde... creo que he perdido la cuenta. Bueno desde hacía muchísimo tiempo. Este año va a ser increíble. En la universidad me han concedido una beca de estudios internacionales para pasar un año estudiando en la Universidad de California en Los Angeles, más conocida como UCLA. Este va a ser mi tercer año realizando mis estudios universitarios en el grado de criminología.

A lo largo de mi vida había soñado montones de veces con viajar a los Estados Unidos, pero nunca me hubiese imaginado que fuese en estas circunstancias y, menos aún, pasando un año entero allí.

Cuando me enteré de la noticia, hace alrededor cinco meses, en el mes de marzo, estaba en clase de de criminología aplicada. En ese momento no pude aguantar mi emoción y salí corriendo de la clase para llamar a mi madre. Desde ese momento empecé a hacer todo tipo de planes para este curso. Pero parecía muy lejano. Hasta hoy, último día del mes de agosto en el que voy a coger ese avión para embarcarme en el que, yo creo, será la mejor experiencia de mi vida.

- ¿Isabella, te has asegurado de coger todo? - me vuelve a preguntar mi madre, siendo la única que me llama por mi nombre completo.

- Si mama, me he cogido todo - le afirmo por duodécima vez.

Mi madre y yo siempre hemos tenido un gran vínculo. No recuerdo la vez en la que haya estado un día entero sin hablar con ella. Sus consejos me han ayudado en los momentos mas duros por los que he pasado.

- Lídia, deja ya a la muchacha - le chista mi padre a mi madre. - Te voy a echar de menos hija. Disfruta al máximo y acuérdate de llamarnos de vez en cuando - me dice mi padre soltando una pequeña sonrisa.

- Yo también te voy a echar mucho de menos y, descuida, que os llamaré, aunque sea, una vez al mes - le respondo a mi padre de forma sarcástica, mientras ambos nos fundimos en un abrazo. a la vez veo, atrás de mi padre, a mi madre con los ojos vidriosos y con una lágrima corriéndole por la mejilla. 

- Bella, ¿me puedo quedar tu maquillaje hasta que vuelvas? Ya sabes para asegurarme de que no se pone malo - me pregunta mi hermana con tono pícaro.

- Lo siento hermanita, pero no cuela. Además, me he llevado la mayoría.

- Bueno, vale. Pero que sepas que no te voy a echar mucho de menos. A lo mejor un poquito, pero no mucho - me dice mi hermana.

- Beca, tu y yo sabemos que mañana ya me vas a estar llamando, no puedes estar un día sin hablar conmigo - le contesto.

- Vale, si, te voy a echar mucho de menos. ¡No te vallas por favor! - en ese momento, empieza a correr hacia mi y me agarra entre sus brazos mientras le comienzan a caer lágrimas.

Con Rebeca, siempre he tenido una relación de amor y odio típica de hermanos, pero siempre ha sido la persona a la que mas he querido. Nos llevamos seis años, bueno, cinco y medio como dice ella, pero siempre hemos hecho todo juntas. Ahora Beca tiene quince años y yo estoy a punto de cumplir los veintiuno.

"Último aviso para los pasajeros del vuelo 0274 con destino a Madrid."

- Bueno, - digo secándome las lágrimas de los ojos -es la hora. Os voy a echar mucho de menos y prometo llamaros a menudo - me despido dándoles un abrazo a cada uno.

Mientras la azafata revisa mi billete, giro la cabeza y veo a mi hermana. llorando, abrazada a mi padre, y a el y a mi madre agitando la mano, de derecha a izquierda, despidiéndose de mi.

- De acuerdo, esa todo en orden - me dice la azafata, mostrándole una débil sonrisa.

Es la hora. Echo un último vistazo a mis padres y mi hermana, que siguen en la misma posición de antes, y entro en el túnel que lleva hacia el avión. Detrás de mi, oigo como la azafata cierra la puerta.

Al llegar al avión, busco mi asiento, el 19 A, que coincide con el asiento pegado a la ventanilla. La mujer que viaja a mi lado, se levanta para dejarme paso y, en cuanto me siento, me pongo los auriculares y me pongo a ver una de mis series. Me da tiempo a ver un capítulo entero y unos minutos del siguiente, ya que, cuando me doy cuenta, ya hemos aterrizado. El vuelo Alicante-Madrid dura poco mas de cincuenta minutos, por lo que casi ni te das cuenta del viaje. 

No voy a estar mucho en esta ciudad, ya que en unas tres horas sale el vuelo a Los Ángeles. Pero mientras sale mi próximo vuelo, me da tiempo a dar una vuelta por el aeropuerto. Con mi mochila a la espalda, en la que llevo cosas para el avión entre las que se encuentra un libro, los auriculares y unas cuantas cosas mas, me dirijo hacia una cafetería Starbucks donde me pido un frapuccino de caramelo, mi favorito. Cuando me lo sirven, lo cojo y sigo mi ruta por el aeropuerto. Hay un gran número de tiendecitas de todo tipo, de souvenirs, de comida, de dulces, ... . 

Tras un gran rato viendo tiendas, me siento en las sillas que hay junto a la puerta de embarque de mi vuelo y me pongo a leer el libro que llevo en la mochila, que se titula "El día que se perdió el amor" de Javier Castillo. Es uno de mis autores favoritos y, tras leerme su primer libro, no dudé ni un instante en empezar el segundo.

Pierdo la noción del tiempo mientras estoy leyendo y, cuando me doy cuenta me he leído siete capítulos y ya es la hora de embarcar.

"Aviso para para los pasajeros del vuelo 2263 con destino a Los Ángeles."

Es la hora. Me dirijo hacia la puerta y me coloco la primera de la cola y, a continuación, comienza a colocarse la gente detrás de mi. A los pocos minutos llega la azafata. Me coge el billete y me da paso al avión. Esta vez, mi asiento está situado en el centro del avión. Me siento y saco de nuevo el libro y me pongo a leer. Cuando las puertas del avión se cierran, comienzan a dar las indicaciones de seguridad, al igual que en el anterior vuelo, y, justo después, despega el avión. Esta vez el vuelo es mas largo, su duración es de poco menos de doce horas. 

En el tiempo que dura el vuelo me da tiempo a leer bastantes partes del libro, a ver varios capítulos de mi serie, incluso me da tiempo a dormir. Justo después de terminar la merienda que nos habían servido en el avión, se oye una voz avisándonos de que el avión estaba a punto de aterrizar. Eran casi las seis y media de la tarde en Loa Ángeles, por lo que en mi ciudad serían casi las tres y media de la mañana, ya que hay una diferencia horaria de nueve horas. Nada mas bajar del avión, me dirijo hacia la zona de recogida de equipaje. Tras esperar un tiempo, sale, en primer lugar, mi maleta con estampado de colorines y, tras esta, la otra de color verde.

Salgo del aeropuerto y me dirijo hacia la parada de taxi. Da la casualidad de que hay una vacío, por lo que me dirijo hacia él. El taxista me ayuda a subir mi equipaje y me subo al coche. El trayecto a la universidad dura poco minutos y el camino me lo paso contemplando el paisaje a través de la ventanilla. No me lo puedo creer, por fin estoy aquí. Después de tanto tiempo estoy cumpliendo uno de mis mayores sueños.

Cuando llegamos a la universidad el conductor me ayuda a bajar las maletas y, tras ello, me dirijo a pagar. Todavía no me manejo muy bien con los dólares, pero me apaño como puedo y le doy al taxista el dinero. 

Me quedo contemplando mi alrededor. Lo que mas raro se me hace es oír a tanta gente hablando en inglés, pero es algo que se que me va a llevar poco tiempo en acostumbrarme ya que desde pequeña me ha gustado mucho este idioma y me ponía a ver la televisión en esta lengua. También se me da bastante bien hablarlo, por lo que no creo que me cueste mucho comunicarme con la gente.

Tras observar mi alrededor durante unos instantes, me dispongo a entrar. Allá voy, una Alicantina en tierras Californianas, a punto de cumplir uno de mis mayores sueños.

Un viaje para recordar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora