"La Niña luna y El Niño Sol: Lo que cambió el universo".

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"La Niña Luna y el Niño Sol".

Érase una vez  una niña de noviembre y un niño de mayo. Ambos vivían en medio de un gran bosque, el cual estaba dividido por una imaginaria línea, que separaba a dos aldeas; al norte vivía la Niña Luna, que era un lugar oscuro e impenetrable y, al sur, vivía el Niño Sol.

Luna habitaba con sus semejantes, aunque posiblemente eran muy pocos.

La niña del mes de noviembre, era amante de la noche, la luna, el frío y todo lo que se le parecía. Y su costumbre era salir todas las noches de su castillo a caminar entre la espesa hierba, debajo de ese negro e inhóspito cielo; aunque no para ella, pues había nacido para ese tipo de ambiente.

El niño del mes de mayo en cambio, era amante del día, del sol, lo cálido y todo lo que se le parecía. Y entre sus costumbres estaba el salir cada día de su pequeña casa de madera a caminar entre el verde y refrescante bosque; debajo de ese brillante cielo azul. Pues él había nacido para ese tipo de ambiente.

Un buen día, sus padres y amigos le advirtieron sobre cierto lugar del bosque en el que todo era diferente; de cómo no todo era hermoso, al menos no tan hermoso como la pequeña aldea en la que vivía; que muchos peligros lo acecharían. Esa advertencia la habían realizado puesto que sabían que el pequeño estaba creciendo rápidamente, y su curiosidad por cruzar aquella línea de límite, se despertaría en cualquier momento y, ¿qué mejor manera de mantenerlo alejado que infligiéndole malos pensamientos acerca de ese lugar? Sí, era algo egoísta y frívolo, pero era en cierto modo necesario.

Una noche, el niño de la luz, decidió salir a aventurarse en la inmensurable noche que bañaba todo el bello bosque al que estaba tan acostumbrado. Pero, ahora en lugar de hermoso, parecía las puertas al mismísimo inframundo.

Así que, en una lucha entre el miedo, la mesura y la curiosidad, logró vencer la implacable curiosidad. Entonces, ignorando todo consejo de sus padres, olvidando cada palabra dicha por sus amigos y conocidos en cuanto a los peligros del bosque, se perdió en la hierba, avanzando y avanzando cada vez más.

Árbol, tras árbol, todo lo que se podía distinguir entre la oscuridad eran unas alargadas figuras oscuras. Intentando ignorar la extraña y persistente idea de que era observado, se adentraba cada vez más en algo que no se sentía de otra forma más que como el mismo infierno.

En su camino, se encontró con una especie de cueva oculta del que colgaba un letrero que decía: “Taberna” y, en letras más pequeñas, “Prostíbulo”. El Niño Sol se preguntó qué podría ser eso llamado prostíbulo y taberna. Jamás había escuchado algo parecido, ¿acaso se trataría de un salón de juegos? O, quizás, ¿algún un establo?

Ruidos comenzaron a escucharse, y procedían de aquel extraño lugar. Él pudo identificarlos como ruidos de, al parecer, a alguna pelea muy ruidosa, para nada parecido a las leves discusiones de la aldea, donde el sol reinaba.

Así que el niño de mayo salió corriendo de allí algo asustado, hasta que a lo lejos divisó algo que parecía… ¿gotas de sangre sobre el pasto? O… ¿era alguna otra cosa? ¿Charcos de agua, tal vez? A él le habría encantado quedarse con esa hipótesis, pero era muy viscoso como para ser agua.

"La Niña Luna y el Niño Sol: Lo que cambió el universo". (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora