CAPITULO 2.

500 26 1
                                    

"MI CÁRCEL"

Los días pasaban y yo seguía aguantando las burlas, ya saben, las típicas. “gorda” “fea” y demás estupideces así.

Las fuertes críticas hacia a mi empezaron a mis doce años, yo no era débil, pero era demasiado para mí como para cualquier ser humano. Me estaban lastimando por dentro, y hasta a veces por fuera. Ellos tiraron mi felicidad a la basura en tan corta edad y es algo que nunca voy a lograr entender.

Al pasar los meses, empecé a hacerme cortaduras que me ayudaban a aliviar el dolor que sentía, a calmar el odio que yo misma tenía en mí.

Uno de esos días se me ocurrió buscar en internet una manera fácil y rápida de bajar mi peso, y entre todas dietas y recetas, estaba algo horrible, algo que empecé a hacer sin medir ni ver los riesgos, simplemente porque ya no me importaba nada más que me aceptaran. Bulimia y anorexia fueron mis mejores amigas en ese tiempo.

Fue un año entero y unos meses que me mantuve haciendo esto. Nadie lo sabía, ni si quiera mis hermanos los cuales pasaban todo el día junto a mí.

Un martes en la escuela, en la hora del almuerzo empecé a debilitarme, estaba sola y me sentía realmente mal. Me desmaye y llamaron a emergencias ya que yo no reaccionaba de ninguna manera.

Fui al hospital y estando inconsciente. Me sacaron sangre y vieron mis cortaduras. Me faltaba hierro en la sangre y estaba muy mal. Ahí fue cuando mi doctora decidió mandarme a rehabilitación. Máximo tres años, o por lo menos hasta que me curara.

Y entonces, tuve que ir. Mis padres me obligaron ya que pensaron que era lo mejor para mí. Sky, mi pequeña hermanita unida hace dos años a la familia Grier, lloraba junto a mí. Hayes y Will estaban muy decepcionados, espantados, tristes y sorprendidos. Sobre todo mi otra mitad que era mi hermano mellizo Nash.

Con trece años y medio de vida, empaqué algunas de mis cosas y viaje hasta Ontario Canadá al asqueroso centro de rehabilitación, o como yo lo llamaba, “mi cárcel”.

En ese año y medio baje muchísimo de peso obviamente, mis estadísticas sociales por así decirlo, eran mejor y ya todos o casi todos en mi escuela me aceptaban,

La que no me aceptaba aun, era yo.

Looking for my destiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora